Mucho se ha hablado acerca de este gran proyecto presidencial; que si es bueno, que si es malo, que si es obra faraónica, que si ha devastado la selva y atentado contra el medio ambiente, que si es rentable o no, que si se excedió en el presupuesto anticipado y que si será operado por militares, entre otras cosas.
Lo cierto es que el Tren Maya, nos guste o no, es un hecho y aunque muy despacito, ya está rodando.
Habría que analizar si conviene subirse a él o no, si será útil o si será un elefante blanco.
Veamos un poco el escenario que rodea a este controvertido mega proyecto del presidente López Obrador.
Lo primero, es analizar que, en teoría, es un proyecto turístico, que debería beneficiar a nuestra industria y que podría y debería convertirse en un producto/atractivo mas al alcance de los millones de turistas que nos visitan y es en ese punto en donde existe la primera gran controversia.
La enorme mayoría de los más de 15 millones de turistas que visitan al año a Cancún y La Riviera Maya y que son anhelados, ambicionados y envidiados por todos los destinos de México, se alojan en nuestros destinos bajo el concepto “All Inclusive” – todo incluido- , que cuentan con paquetes y reservaciones pre pagadas por estancias promedio de seis a siete noches, tiempo durante el cual, disfrutan de sus magníficos alojamientos en hoteles fantásticos, cada vez más sofisticados, que durante su estancia se toman el tiempo para realizar una o dos excursiones a los parques temáticos de la zona, a los sitios arqueológicos y a las aventuras cercanas que pueden realizar. En ese sentido, cuesta trabajo pensar, que alguno de esos turistas con todo pagado, pudiera aventurarse a un viaje en tren por la península de Yucatán o el Mundo Maya, abandonando la comodidad de su hotel para un viaje de horas o días. En otras palabras, no existe posibilidad alguna de que los turistas desperdicien su estancia pagada por 7 noches para subirse a un tren que los lleve a Chiapas, Yucatán o Tabasco, eso simplemente no habrá de suceder.
Una forma, sin embargo, de turismo podría ser interesante para el Proyecto Tren Maya, consistente en aquellos segmentos de mercado amantes de la cultura maya, interesados en hacer circuitos por la Península de Yucatán y todo el Mundo Maya, a quienes habría que atraer desde origen, con una interesante y bien planeada estrategia de marketing, promoción y relaciones públicas, que pudiera generar el interés en esos mercados emisores, en Europa por ejemplo, lo que implica, uno o varios entes de promoción institucional, que hoy no existen (desapareció el Consejo de Promoción Turística de México -CPTM-) o una empresa comercializadora de experiencias turísticas para el Tren Maya, que tampoco existe, toda vez que el Tren será operado por militares, que con respeto para ellos, poco o nada saben de comercialización turística.
Es decir, que el controvertido Tren Maya, tiene poco futuro en cuanto a clientes turistas se refiere, si se sigue pensando en que su fuente de ingresos son los turistas actuales del Caribe Mexicano. Habría que atraer a otros y para ello hay que trabajar en promoción, marketing, diseño de productos turísticos, rutas y horarios establecidos, servicios de calidad internacional, información en idiomas y muchos otros etcéteras; ¿Quién lo hará, los militares?…
El otro asunto controvertido del Tren Maya, más allá de la devastación de selva y recursos naturales, que ha sido señalada y documentada por numerosos grupos y activistas, es el tema del riesgo que supone el hecho de que su estructura en diversos puntos esté soportada en la base kárstica de la región, en la fragilidad del suelo y en el hecho de que eso pudiera significar debilitamiento de la tierra, resquebrajamiento de la superficie y de la muy grave posibilidad de hundimientos, cosa que nadie desea, pero que preocupa a todos; sería lamentabilísimo un desastre por esas causas.
Se ha atentado contra la selva, la flora, la fauna y las comunidades en el marco de este proyecto y aunque es posible que existan medidas de compensación del daño, de reforestación y otras similares, estas no han sido ni informadas ni socializadas como es debido, lo que preocupa y ciertamente molesta a diversos grupos.
Finalmente, por cuanto respecta a la operación del Tren Maya, es de preocupar y de llamar la atención que como muchos otros proyectos que se van inaugurando, no exista la información suficiente respecto de logística, horarios, tarifas, formas de acercarse y eventualmente hacer negocios con el proyecto.
Los mexicanos en general, sentimos un profundo respeto y aprecio por el ejercito; es una de las instituciones mas queridas y admiradas del país por generaciones, sin embargo, es altamente cuestionable y eventualmente preocupante, que sea esta muy noble institución encargada ahora de proyectos turísticos tan importantes como aeropuertos, una línea aérea, el tren maya, y otros que se mencionan como empresas hoteleras y más.
Que el muy noble y leal ejercito mexicano, se encargue ahora de tareas turísticas estratégicas, por una parte, los pone en competencia con la iniciativa privada; pone en riesgo la competitividad turística del país, toda vez que el desconocimiento, la impericia y falta de experiencia nos pone en desventaja frente a otros destinos competidores y finalmente, de alguna manera nos atemoriza la tentación del autoritarismo.
La disciplina castrense es fabulosa y respetada, pero como que no se antoja para la calidad y calidez que se demanda y se aprecia en el servicio turístico.
Para estar en el turismo, y sobretodo ahora, en este mundo tecnológico y competido, hay que saberle…
“Zapatero a tus zapatos” reza un viejo y conocido refrán.
¿Cómo le entramos al Tren Maya?.
AMLO and SEDENA: can’t conquer a train schedule and efficiently sell tickets. Oh, my Lord and Father in Heaven. Spare me. Now an airline and medicine distribution.
Gracias por resaltar con claridad las carencias fundamentales en la planificación y ejecución del Tren Maya. Es alarmante observar cómo un proyecto de tal envergadura carece de un análisis exhaustivo de aspectos críticos como la demanda, el impacto ambiental y la viabilidad económica. La crítica hacia la falta de transparencia en temas cruciales, como la compensación por daño ambiental y la información insuficiente sobre logística y operaciones turísticas, plantea preguntas legítimas sobre la viabilidad y sostenibilidad del proyecto. La elección de que el ejército se encargue de proyectos turísticos tan relevantes también genera inquietudes sobre la competencia con la iniciativa privada y la capacidad de ofrecer un servicio turístico de calidad. Este análisis es esencial para una discusión informada y para evaluar si, en efecto, el Tren Maya es una apuesta estratégica acertada para el turismo en México. Todo indica que no lo es, y al tiempo… veremos un elefante-blanco costosísimo para la sociedad mexicana.