No hay receta ni fórmula secreta para gestionar la pandemia, cada destino tiene un plan de recuperación distinto y cada segmento y hotel, aerolínea o touroperador tocan distintas teclas en esta sinfonía de la covidianidad.
Ahí, a expensas de las disposiciones oficiales del gobierno federal, de los estatales, municipios y alertas extranjeras nos ubicamos. Esperando el regreso de nuestros turistas.
Sin embargo, en ésta carambola de estrategias políticas nos encontramos que los aeropuertos mexicanos retoman lo que una vez llegó a ser el Puerto de la Vera Cruz, la puerta de América.
Canadá y Estados Unidos decidieron implementar una cuarentena obligatoria de 15 días para un alto número de ciudadanos procedentes de países europeos y asiáticos. Algo que ha obligado a muchos ciudadanos con visas pero no residencias en EEUU y Canadá a aterrizar en la CDMX y pasar 15 días, haciendo tiempo.
Los países centroamericanos han tomado medidas drásticas de cerrar fronteras y aeropuertos, tal es el caso de El Salvador o Panamá, los dos aeropuertos mas importantes de Centroamérica. Esto ha generado que Tapachula viera como se disparaba su actividad aérea durante la pandemia.
Colombia y Perú han tomado una política más permisiva a la mexicana, manteniendo los aeropuertos abiertos y reforzando las medidas. Perú, incluso, en el momento de las repatriaciones trató controlar la caída de las ocupaciones hoteleras recibiendo a muchos hispanoamericanos que no podían llegar a sus países. En el cono sur hemos visto medidas similares alas de centro américa, con cierres totales de aeropuertos en Buenos Aires, sin embargo estas latitudes ya quedan mas fuera de la posibilidad de conectividad con México.
Mientras, Cancún se mantiene como uno de los tres destinos con más ocupación a nivel global durante la pandemia y propone llegar a cotas del 70% del tráfico aéreo para finales de año.
Pareciera que los aeropuertos mexicanos hoy tienen la oportunidad de cerrar acuerdos con líneas internacionales para convertirse en un distribuidor aún mas importante para norte y Centroamérica. Las frecuencias, slots y rutas se están redefiniendo y esto puede acercarnos a mercados que antes quedaban más lejos por la burocracia aérea.