La definición de liderazgo que más me gusta es que se trata de la capacidad de influir sobre las personas para que trabajen con entusiasmo en la consecución de objetivos comunes.
Se ha escrito mucho sobre el liderazgo y de como influye en el comportamiento de los equipos pero existen 5 elementos clave que todo buen líder debe tener en cuenta si quiere conseguir influir de forma positiva en sus equipos. Son las llamadas 5 P´s:
– Pasión
– Paciencia
– Prudencia
– Perseverancia
– Proximidad
Como lideres de equipos, merece la pena que reflexionemos de como nos comportamos en el día a día. Toda acción lleva a una reacción y por tanto a una repercusión. Las acciones que tomamos como lideres tienen un profundo impacto en nuestros equipos y es por ello que debemos de ser muy conscientes de lo que decimos y hacemos y de como lo decimos y lo hacemos.
En función de nuestras acciones, las reacciones y por tanto las repercusiones tendrán un efecto positivo o negativo en las personas y los equipos lo que sin duda nos ayuda a reforzar nuestro liderazgo o a diezmarlo.
En cada reunión de equipo, cada comité ejecutivo, en cada sesión de “feedback” nos jugamos nuestro liderazgo, por lo que no solo debemos de ser muy conscientes de nuestras acciones y palabras sino que también merece la pena preparar a conciencia dichas reuniones.
Con la P de pasión me refiero a ser un líder inspiracional. Debemos de transmitir la visión, las ideas, los objetivos de forma que generen entusiasmo y “engagement”. No solo vale con hacer un discurso lleno de fuerza y luego olvidarnos, se trata de que en el día a día seamos una fuente de inspiración y motivación para nuestros equipos.
“La palabra conmueve pero el ejemplo arrastra”. Si realmente queremos tener un impacto duradero y sostenido debemos de predicar con el ejemplo. Los americanos lo llaman “lead by example”.
La P de paciencia se refiere al autocontrol que debemos de tener como lideres. Quien no ha tenido alguna vez un jefe “explosivo” que en el momento menos pensado y ante cualquier adversidad pierde los papeles y busca culpables por todas partes. Si estas explosiones son recurrentes, tienen un efecto devastador en los equipos. Destroza la confianza, la motivación y sin lugar a dudas el poco liderazgo que de por si ya tenga ese jefe.
La prudencia nos lleva a no tomar decisiones impulsivas y a valorar cada posible alternativa antes de actuar. Los buenos lideres saben escuchar y dirigen preguntando. Los buenos líderes se rodean de los mejores profesionales y escuchan a sus equipos. Saben que las mejores ideas nacen del equipo y por tanto no tienen porque tener siempre la ultima palabra.
Cuando hablamos de perseverancia hay un dicho popular chino que dice, “el viaje de las mil millas comienza con un primer paso”. Es importante dar el primer paso pero es igual de importante no parar de dar pasos y seguir avanzando con el fin de llegar al final del viaje. No debemos de perder el entusiasmo a las primeras de cambio. Sabemos que a menudo los resultados tardan en llegar, especialmente en procesos de cambio cultural u organizativo por lo que debemos, de nuevo, ser un ejemplo a seguir, no perder de vista el objetivo y comunicar extensamente en todas las direcciones de la organización.
Por último pero no por ello menos importante es la proximidad entre el líder y las personas en sus equipos. El líder debe construir relaciones profesionales basadas en la confianza y el respeto. Lo ideal es que la distancia de poder entre el líder y las personas en sus equipos sea muy corta.
Cuanto más accesibles y “humanos” seamos como lideres, más oportunidades tendremos de construir dichas relaciones y éstas a su vez nos ayudan a fomentar la comunicación.
Otra herramienta muy importante que debemos de emplear con frecuencia es el “feedback”. Saber dar y recibir “feedback” adecuadamente nos ayuda a ser percibidos como lideres cercanos y nos hace a todos mejores como equipo.
Como punto final quisiera añadir que los pasos clave para ser un buen líder son básicamente trabajar en construir dichas relaciones de proximidad, liderar con el ejemplo, observar y analizar con detenimiento la dinámica de los equipos, saber escuchar y preguntar, dar “feedback” y aprovechar cada oportunidad que tengamos para felicitar a un miembro del equipo por su desempeño.
A menudo controlamos solo para buscar los aspectos negativos y se usan como ejemplo para abroncar pero en mi experiencia me he dado cuenta que es mucho mas efectivo controlar o supervisar para destacar los comportamientos y acciones positivas con el fin de felicitar. La felicitación sincera es una herramienta muy poderosa que nos ayuda enormemente a reforzar nuestro liderazgo y que me temo usamos con demasiada poca frecuencia.