Deja un comentario Como ya se ha dicho y escrito tan trilladamente, nuestro querido México lo tiene todo, una riqueza inconmensurable. En este hermoso País, hay volcanes nevados, de los más bellos del mundo; ríos, valles y lagunas que podrían inspirar al mejor pintor, atardeceres rojos casi indescriptibles y que decir de sus playas, simplemente cautivantes, lo mismo en el maravilloso mar caribe con ese azul turquesa sin igual que en las obscuras olas del océano pacífico; pero tenemos también ciudades y pueblos coloniales, encantadores pueblos mágicos, con historia arqueología y cultura.
Gastronomía y arte culinario reconocidos mundialmente que incluyen orgullos nacionales como el mole y por supuesto al mezcal y el tequila.
México es arte, cultura, color e historia entre otros muchos encantos.
En Turismo, somos en teoría una potencia que según el discurso oficial, ha regresado al Top Ten, es decir que estamos entre los diez primeros receptores de turismo del mundo. Personalmente no me creo el cuento de que mágicamente pasamos en un año del 15 al 10, pero allá ellos y sus cifras maquilladas, sin embargo no deja de ser un gran dato. Tenemos un Cancún y una Riviera Maya, orgullo entre los destinos turísticos de toda América, sin dejar de lado a Los Cabos y Puerto Vallarta.
Resulta que también producimos petróleo, ese que en tiempos de López Portillo nos iba a llevar a administrar la abundancia y que hoy aunque esté a raquíticos 20 dólares el barril, sigue siendo tremenda fuente de riqueza para la nación.
Y también hay oro, plata, minerales, extensos y envidiables litorales, enormes tierras para cultivos y un clima que sin duda es también envidiable la mayor parte del tiempo.
Sin embargo, a pesar de esa inconmensurable pléyade de atractivos y riquezas, y a pesar también de todo nuestro potencial de crecimiento, México aunque con una economía estable, sigue obstaculizado y detenido ante las recurrentes crisis económicas que sin lugar a dudas obedecen a la corrupción.
La corrupción es ese tremendo lastre que no nos permite crecer ni soñar con otros horizontes.
México es un país corrupto, con cifras escandalosas al respecto, con leyes hechas a modo para poder favorecer la discrecionalidad, la extorsión y el engaño y lamentablemente la corrupción forma parte de nuestra cultura; no estaba tan equivocado Peña Nieto cuando así lo afirmó, aunque ese no debería ser un pretexto para no erradicarla.
Es corrupto el que me lee, que le da su «mordida« al oficial de tránsito, como lo es el que tiene un «diablito«instalado en su casa para pagar menos energía eléctrica; es tan corrupto el que fomenta dádivas en pequeña escala como el que se beneficia de los grandes y jugosos contratos.
México no crece porque hay corrupción, extorsión y trafico de influencias en todos los ámbitos y en todos los niveles. Carreteras, puentes, escuelas y hasta hospitales se construyen con materiales de dudosa calidad y por debajo de las normas establecidas ya que en el diferencial económico está el «negocio« entre contratista y funcionario. Poco importa si se cae el edificio o si hay que recomponerlo después, lo que importa es el enriquecimiento inmediato y fácil. Lo mismo se da en la compra de materiales que en la licitación para la obra, la corrupción siempre está presente.
Funcionarios y políticos se benefician en lo personal y llegar al puesto por lo tanto es como llegar al botín, y casi no existe mexicano que no sueñe o ambicione con llegar a semejantes alturas.
Gobernadores, Diputados, Senadores, Jueces, Agentes del Ministerio Público, Alcaldes, Secretarios, Directores, policías, y hasta burócratas de poca monta se benefician del sistema creado y diseñado no para robar sino para extorsionar; y que no se alarme nadie, no estoy descubriendo el hilo negro, esto es vox populi, lo que ocurre es que los políticos y funcionarios públicos corruptos, que son la mayoría, son cínicos, descarados y tienen piel de elefante.
Extranjeros se suman también al escenario, quienes al llegar a México aprenden rápido la lección participando de la corrupción en la búsqueda de sus propósitos. Grandes inversiones de capital extranjero se han llevado a cabo al amparo de la corrupción y el trafico de influencias.
Una vez le preguntaron al ex Alcalde de Medellín, Colombia quien hiciera una tremenda transformación positiva en esa Ciudad, durante una de sus Conferencias por México, como había hecho para lograr tan impresionante obra, y su respuesta fuera clara y contundente:
«Pues realmente fue fácil, con el Impuesto Predial, el chiste está en no robárselo«…
México es un país muy rico tremendamente pobre…
Una solución sería participar en Política, pero es casi imposible; el sistema está diseñado para que los ciudadanos no puedan acceder y la maquinaria se perfecciona cada vez que hay un ligero asomo de democracia o de participación ciudadana.
Las candidaturas realmente ciudadanas son una falacia, y quienes han logrado algo como
«El Bronco«, hoy gobernador, no son realmente ciudadanos. Conseguir el registro oficial para un ciudadano sin tener que militar en un partido político hoy es prácticamente imposible.
Pero no está todo perdido querido lector, hay un antídoto contra la corrupción, se llama Transparencia y la podemos construir.
La transparencia es a los corruptos, lo que la kryptonita a Superman, es la cura a nuestros males y la podemos alcanzar.
En Quintana Roo estamos haciendo historia, al participar como Ciudadanos Organizados en la construcción de una Ley que debidamente homologada con la Ley General, deberá promulgarse en los primeros días de mayo y que será el primer gran paso, la primera piedra de un enorme edificio que nos permita algún día erradicar el mayor lastre de nuestro querido México, la corrupción.
Imagínate lector querido, si los contratos de todo tipo que otorga y firma el sector oficial fueran públicos; imaginen mis ocho lectores si los planes de trabajo, los presupuestos, las contrataciones, los salarios y prestaciones de funcionarios fueran visibles y consultables; si los gastos de los partidos políticos, sindicatos y otros entes públicos realmente fueran públicos; si todo eso sucediera quedaría muy poco margen para la corrupción pero también para la ineficiencia, y ello permitiría un notable avance en productividad y competitividad, México podría crecer entonces.
Tenemos los mexicanos, si en verdad queremos un escenario diferente y si queremos aspirar a la rendición de cuentas, que construir un entorno que propicie la Transparencia, el acceso a la información y promover como ya se hace en otros países un Sistema de Gobierno Abierto.
Gobierno abierto significa impulsar un nuevo modelo de gobernanza, que requiere de un proceso de compromiso, colaboración y corresponsabilidad permanente y sostenible por parte del gobierno y todos los sectores de la sociedad.
El Gobierno Abierto es una doctrina política que se caracteriza por la adopción de Tecnologías de la Información que le permitan a ciudadanos interactuar y conocer planes y programas de gobierno, filosofía del software libre.
El concepto de Gobierno Abierto surgió a finales de 1os setentas en Inglaterra, con la idea principal de evitar los secretos que el Gobierno mantenía, buscando iniciativas de apertura y participación ciudadana. Luego de dos décadas de hablar de «open government» se ha logrado menos protección de datos e información denominada como clasificada y con ello mayor conocimiento de las actividades que el Gobierno emprende.
En México estamos empezando a hablar de Gobierno Abierto, estamos aprendiendo y proponiendo iniciativas. En Quintana Roo tenemos una organización ejemplar denominada Ciudadanos por la Transparencia www.ciudadanosporlatransparencia.org que con el apoyo desinteresado de un colectivo de empresarios, académicos y ciudadanos comprometidos estamos avanzando lentamente pero con paso firme hacia la construcción de un escenario de Transparencia, Acceso a la Información y Gobierno Abierto basado en la legalidad. Necesitamos un entorno de leyes que permitan que esto sea una realidad.
La Transparencia es el Antídoto contra la Corrupción.
