Cientos y cientos de toneladas de sargazo se han apoderado de las costas del estado de Quintana Roo. Son más de 8 meses de una silenciosa pero muy incomoda visita que ha prendido los focos rojos entre autoridades y empresarios.
Esta alga marina que llega a las costas “ha resultado peor que un huracán” (en materia turística), pues no avisa cuando llega, no se sabe de dónde viene, no se puede saber cuándo dejará de llegar, no saben qué hacer con ella, y la afectación a los turistas ya es notoria y preocupante, dado que nunca había sucedido algo si quiera parecido en la historia de este destino turístico llamado “Caribe Mexicano”.
Cuando un huracán anuncia su llegada, hay avisos, te preparas, existen refugios, sabes de dónde viene y cuánto tiempo estará, los daños que pudiera causar, se sabe como subsanarlos, no hay quejas de los turistas, pues conocen que nadie lo puede evitar.
Hoy, las autoridades municipales y estatales hacen lo que pueden para retirarlo, pero en horas las playas se ven invadidas otra vez, y los empresarios ya están buscando quien ayude, quien pueda dar una solución, incluso han pensado en contener las plantas antes de que lleguen a la costa.
Ya es un tema que para los hoteleros, en voz de su presidente Carlos Gosselin, debe considerarse una contingencia. Otro obstáculo es el ambiental, hay quien ha ofrecido maquinaria especial para limpiar mecánicamente la zona, pero la Procuraduría de Protección al Ambiente no lo permite.
Aseguran que afectarían los arenales, además de que pondría en riesgo las nidadas de tortugas en toda la costa. La mayoría pensamos que con la llegada de la primavera y los vientos del sur, esto sería historia, pero no ha sido así.
El presidente de los hoteleros fue claro al decir que esperaría la llegada del gobernador Borge de Francia e Irlanda, para poner el tema en la mesa y buscar una solución y no paliativos que no han resultado en 8 meses.
El cambio climático, Petrobras y sus detonaciones del fondo marino en busca de gas, el mar de sargazo y las corrientes que se han modificado. ¿Cuál sería su versión? Lo único cierto es que hay desconcierto, porque finalmente nadie es culpable de que lleguen, pero de cualquier forma hay que buscar una solución perdurable.
Esto es un campo que no se conoce, los huracanes los conocemos de sobra y cómo tratarlos. Hoy, el “Caribe Mexicano” lucha contra este silencioso enemigo que lo ha puesto en jaque, “contra las cuerdas”, sin saber qué hacer. Algo que ni Gilberto ni Wilma consiguieron.