Carlos Vives demostró en un megaconcierto en Bogotá que sigue firme en la senda musical que se marcó hace una década: crear un nuevo pop a partir de ritmos tradicionales, una elección que lo ha consagrado dentro y fuera de su natal Colombia.
El cantante samario, que acaba de cumplir 54 años, encendió el jueves la fría noche bogotana al desplegar su talento y su simpatía ante las 40.000 personas que corearon sus canciones y bailaron con él durante dos horas en el estadio El Campín, en el marco de su gira «Más Corazón Profundo 2015».
Pero no estuvo solo. Contó «con una pequeña ayuda de sus amigos», compatriotas como el ovacionado Fonseca, el grupo de hip hop Chocquibtown o el joven reguetonero Maluma, y figuras como el brasileño Michel Teló y los puertorriqueños Wisin y Daddy Yankee.
El único que faltó a la cita fue su compadre puertorriqueño Marc Anthony, estrella anunciada para cantar a dúo con Vives «Cuando nos volvamos a encontrar», con la que ganó el Grammy Latino como Canción del Año en 2014.