Con sus calles de tierra por donde transitan carritos de golf, sus atardeceres multicolores y su biodiversidad casi virgen, la isla de Holbox, ubicada a 165 km al noreste de Cancún, es un diamante en bruto desde el punto de vista turístico, que desde hace algunos años ha despertado la codicia de muchos inversionistas y desarrolladores, cuyos intereses se han visto frenados ya que la isla forma parte del Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, que busca preservar la vida de los diversos ecosistemas que allí existen.
En un corto viaje para conocer este paradisíaco lugar, REPORTUR.mx tuvo la oportunidad de palpar lo bueno, lo malo y lo feo de esta isla, y de conversar con algunos de sus habitantes, entre ellos Camila, una inmigrante argentina que trabaja como encargada de un acogedor hotel, reconocido como uno de los mejores de Holbox por la calidad de su servicio y su hermoso diseño arquitectónico.
“Desde que llegué aquí hace cinco años, he visto un rápido crecimiento de la isla en lo que se refiere a construcciones hoteleras; eso no es malo, lo que me gustaría es que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), que es el organismo encargado de la protección de la fauna y flora, haga que se respeten ciertas normas, por ejemplo, no permitir construcciones elevadas ni autorizar la destrucción del mangle, que es lo que mantiene el banco de arena de la isla”, afirmó Camila.
Las construcciones abundan por doquier, ya sea proyectos hoteleros o residenciales, la mayoría de estos últimos con el propósito de convertirlos en renta vacacional que se comercializan a través de las distintas plataformas. Los hoteles por lo general presentan un diseño rústico, donde los materiales preferidos son la madera y las palapas cubiertas con palmas secas que ayudan a soportar el calor y mantienen las áreas frescas. Este estilo natural y de bajo impacto ambiental atrae a muchos turistas, sobre todo europeos.
“La isla está abierta a recibir a todos los turistas que llegan, esto ha motivado a las autoridades a mejorar la isla. Por ejemplo, ya existe un centro médico y una estación de bomberos; de alguna manera estamos progresando, aunque ciertos servicios básicos como el agua y la electricidad no funcionan como deberían, lo cual es un problema cuando hay mucha gente, es decir, en temporadas altas”, explicó Camila.
Agregó que quienes más visitan la isla de Holbox son los turistas internacionales “porque en las grandes ciudades mexicanas, como la Ciudad de México, mucha gente no sabe de la existencia ni dónde queda Holbox, pero en los países europeos la isla sí es muy conocida; recibimos muchos turismo francés, australiano y canadiense”, señaló.
Si bien las constantes fallas en el servicio de agua, electricidad y sistemas de cañerías afectan la imagen turística de Holbox, Camila sabe ver el lado positivo de esta situación: “Es cierto que las fallas de estos servicios básicos dan una imagen un poco negativa de la isla, pero muchos turistas también aprecian el hecho de que sea un lugar un poco salvaje y virgen, que no haya autos y que tengan que caminar por calles sin pavimentar, que quizás tengan que atravesar un charco, eso puede ser lindo para otras personas”.
Sin embargo, un tema que sí preocupa a Camila es la recolección de la basura. “En Holbox la basura ha sido un problema y lo sigue siendo; en general todos los restaurantes y los hoteles pagamos para tener ese servicio, pero lo que vemos es que se está amontonando el basurero. Hace algunos meses quemaron esa basura, no sé si accidentalmente porque no se dan abasto; sé que también entierran la basura, no sé si es una buena solución, lo cierto es que hay un montón de mapaches, ratas y animales que pueden contagiarse de enfermedades por esta acumulación de la basura. Sería bueno que las autoridades solucionaran este problema, yo conozco otras islas como en Brasil, donde todos los días sale un ferry cargado de basura hacia tierra firme”, dijo por último Camila.