Tras la Junta de Accionistas de Meliá llevada a cabo este jueves, en la que sus máximos directivos expusieron los planes de recuperación de la hotelera, la cotización del grupo subió más de un 1,7% frente a un Ibex que caía más de un 1%.
Esta fue la evidencia de que el mercado confía en la estrategia trazada por la compañía para encumbrar la recuperación después de que el grupo registrara pérdidas por 596 y 193 millones en 2020 y 2021, respectivamente.
Tras el bache, el vicepresidente y Ceo del grupo, Gabriel Escarrer, anunció que la compañía se ha comprometido “a dar un salto cualitativo en su balance y su rentabilidad tanto a corto como a medio y largo plazo, con una reducción de la deuda del grupo en al menos 250 millones, así como a obtener un Ebitda de al menos 400 millones en 2022, excluyendo plusvalías, y a mejorar, en el año 2024, el margen de Ebitda del Grupo en no menos de 300 puntos básicos”.
En se sentido, se ha trazado un plan de expansión con 40 nuevas aperturas cada año, eso es, sumar unas 9.000 habitaciones cada ejercicio en los principales mercados vacacionales, el Eje Vacacional como lo denomina la compañía: desde el Caribe hasta el Sudeste Asiático, pasando por el Mediterráneo, Oriente Medio y África Oriental.
Además de tener el foco en el vacacional, la compañía también aspira a seguir creciendo en las principales ciudades turísticas o ‘bleisure’ con un alto componente de ocio.
“Ni siquiera la invasión rusa de Ucrania y sus daños colaterales sobre la inflación y la economía europea han conseguido contrarrestar las ganas de viajar, de forma que nuestras previsiones de reservas vacacionales ‘On The Books’ para el periodo mayo – octubre superan actualmente las registradas en 2019”, ha subrayado el ejecutivo.