Las cadenas están coincidendo en renovar sus concepto hoteleros tanto a nivel de nuevos productos y marcas –ya sea según su calidad y tipo de cliente– como a escala de ubicación e incluso de la infraestructura que soporta las camas donde alojar a sus clientes, como recoge esta sección Fin de semana de análisis en REPORTUR.
Gigantes internacionales, cadenas medianas, y proyectos más novedosos están coincidiendo con sus actuaciones en revolucionar el concepto clásico de pernoctar en un hotel, para llevar el negocio del alojamiento más allá del tradicional establecimiento, y ubicarlo también en apartamentos, cruceros y hasta aviones –como Four Seasons–, tras el cambio de paradigma que ha supuesto la vertiginosa irrupción de Airbnb.
Marriott acaba de anunciar una alianza con Hostmaker para entrar en el ‘home-sharing’, después de que Accor comprase OnefineStay, mientras que junto a los gigantes internacionales, en España cadenas como Room Mate con Be Mate; Hotusa con WaytoStay; Intur con su nuevo producto en Sevilla; Sidorme o Som Hotels con su pretensión muestran que el camino abierto de hotelera que también oferta apartamento parece ser una apuesta con recorrido, como había revelado la revista Preferente en su portada de noviembre de 2017.
Pero otro vuelco en el sentido clásico del negocio de una cadena hotelera se está viviendo también con la irrupción en los cruceros como el revelado este martes por preferente.com de BlueBay, que se suma a otros como el de los mexicanos de Original Resorts –enfocado a solo adultos–; como el de los de Axel –enfocado a los gays–; o como el también reciente de Ritz-Carlton –enfocado en el lujo–, mientras Tui también ha puesto el foco en crecer en este nicho junto en el de la hotelería.
Todo ello aparece como fruto de la irrupción de nuevos productos alojativos como el impulsado por Airbnb de la vivienda habitual, y también como fruto de una nueva mentalidad del cliente, más proclive a la segmentación y más sensible al valor añadido y la diferenciación, con la entrada de nuevos mercados como el asiático o los millenialls, mientras la pujanza de las OTAs ha supuesto una amenaza para los márgenes.
Ante ello, los grupos hoteleros de todos los tamaños están reaccionando con más marcas y más especialización, pero también con una reinvención sin antecedentes de su estrategia y del paradigma de su negocio, mientras a su vez buscan hacerse con parte del pastel de los ‘tours’ y experiencias, para aumentar la rentabilidad y poder ofrecer productos exclusivos y cada vez más alejados del estándar.
Hasta hace poco, la estrategia de las cadenas hotelera había dado un paso más al segmentar su producto con distintas enseñas según el tipo de cliente, de producto o de localización, pero esta nueva hornada de revolucionarias decisiones está suponiendo una nueva e inédita fase en un negocio que no deja de crecer pese a los múltiples desafíos que ha traído internet en forma del riesgo de dependencia de Booking, de un competidor como Airbnb, o de un juez reconocidamente parcial como Tripadvisor.
Respecto a las ubicaciones, las cadenas vacacionesl como la del grupo FTI se han lanzado a por el segmento urbano con el lanzamiento de una nueva marca hotelera, Design Plus, después del “éxito” de Labranda, su marca vacacional, que en solo dos años cuenta ya con más de 50 hoteles en su cartera.
Ese es un nuevo ejemplo de las cadenas vacacionales que últimamente apuestan por el urbano, como Elba o Protur, que se suman a Iberostar, Riu o Bluebay, que a su vez se habían sumado a Meliá y Barceló, a lo que ha que añadir que las grandes cadenas siguen lanzando nuevas marcas como Icon por parte de Petit Palace, Bless por parte de Palladium, o Amigo y Reflect por parte de AMResorts.