De acuerdo a Pablo Chalén, gerente general de Amadeus para la región norte de Latinoamérica, durante los últimos cinco años el crecimiento del turismo de lujo ha sido mayor que el del turismo en general con un incremento promedio del 48% , y se tiene previsto que la demanda por este tipo de viajes se incremente un 6,2% en los próximos 10 años, dato superior al crecimiento general del sector de los viajes.
Sin embargo, resaltó que el lujo es subjetivo, ya que mientras que para alguien un viaje de lujo se trata de viajar en yate por el Ártico donde un chef con estrellas Michelin prepara la cena, para otro puede tratarse de ir a un hotel con múltiples opciones de restaurantes, una habitación elegantemente decorada y un buen jacuzzi. Señaló que existen viajeros de lujo permanentes y están también quienes buscan este tipo de experiencias para ocasiones especiales, pero en ambos casos son tres los atributos que buscan satisfacer durante esta experiencia: comodidad, sofisticación y exclusividad.
Recordó que de acuerdo con el informe “El turismo de lujo en España 2015”, de The Ostelea School of Tourism and Hospitality, los principales criterios de selección para esta categoría de turista son: el grado de lujo del hospedaje; sofisticación (46,4% de los viajeros lo mencionan como el más importante); el transporte en clase ejecutiva o primera clase; comodidad (18,1%); y que las actividades realizadas sean únicas-exclusividad (17,3%).
Sin embargo, manifestó que en un estudio de Amadeus titulado “Future Traveller Tribes 2030” los prestadores de servicios como aerolíneas, hoteles, guías, etc. declararon que su diferencial está en dar a los viajeros de lujo acceso a las más desconocidas y maravillosas experiencias imaginables. Lo que estos viajeros denominan opciones exclusivas, son aquellas que no se encuentran en cualquier buscador en línea, tales como una cena de gala en el techo del museo Peggy Guggenheim en Venecia o una visita privada por los sótanos del Vaticano.
En cuanto a las aerolíneas, Xavier Lagardère, director de distribución para Lufthansa Group Hub Airlines, comentó que quien viaja en primera clase busca lo excepcional y esto requiere una inversión constante para construir la máxima experiencia. Antes del viaje, se ofrecen servicios personalizados con base en los detalles y necesidades específicas del viajero. Si viaja desde Frankfurt, se le ofrecen servicios dedicados en el terminal de primera clase como una limosina que vaya a buscarlo en la puerta del avión.
A medida que la tendencia de crecimiento de los viajes de lujo continúe, las marcas buscarán a estos viajeros para ofrecerles actividades más allá del producto material y de aquellas “prefabricadas”. La nueva era del viaje de lujo se tratará de tener acceso a las más increíbles experiencias que el dinero pueda comprar, solo para unos pocos.
Teniendo en cuenta que entre los más grandes mercados emisores de turistas de lujo encontramos a Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia y Alemania, América Latina tiene el poder de posicionarse como un destino variado en oferta pero sin perder la exclusividad. Las opciones son muy diversas y van desde ir a ver pingüinos en la Antártica, pasando por las aclamadas playas de Punta del Este, hasta estadías en hoteles boutique en alguna isla del Caribe. De igual forma, cada vez es más común el alquiler de propiedades de lujo que incluyen cocinas gourmet, cines, pistas de aterrizaje de helicópteros, yates y hasta centros ecuestres.
La clave para que las agencias de viaje continuen atrayendo a los viajeros a estos destinos exclusivos está en una mejor comprensión de los clientes como individuos. Una etapa que precisa la plena colaboración de todos los actores del sector de los viajes. Saber qué significa el lujo en cada momento, y ser capaz de adaptarse a lo largo del viaje es la fórmula del éxito sin olvidar que las experiencias se viven a través de los sentidos.