La lista de la edición española Forbes sobre las grandes fortunas de ese país publicada el pasado diciembre cojea de cabo a rabo en lo que a los empresarios turísticos se refiere y sobre ella llama poderosamente la atención la ausencia de ricos de nuestra industria con mucho más dinero que los que aparecen en el citado ranking de la afamada publicación.
Como quiera que para la elaboración del listado han tenido en cuenta el patrimonio de los empresarios más poderosos, no se entiende que los presidentes de Iberostar y Escarrer figuren con una fortuna similar, 1.100 millones de euros, por cuanto el cálculo no es correcto se mire desde cualquier perspectiva.
Patrimonialmente, las empresas de las cadenas de las familias Fluxá e Iberostar es superior, muy superior a los 1.100 millones de euros. Solo en Latinoamérica ambos empresarios tienen activos por encima de la mencionada cantidad. Y las participaciones de uno y otro en sus grupos no son, por otro lado, equiparables.
En cuanto a Carmen y Luis Riu, a la familia Riu en definitiva, su aparición en un puesto inferior (59) a los de Fluxá y Escarrer (38 y 39) e incluso por debajo del representante de otra cadena familiar como es Simón Pedro Barceló (48) demuestra bien a las claras que este ranking tiene muchísimas lagunas.
Los Riu cuentan con un patrimonio por encima de los Barceló y muy parecido e incluso un poco por encima de las familias Fluxá y Escarrer. Y en el caso de que se tuviera en cuenta los resultados anuales y las deudas de cada cadena, sin duda ocuparían una posición por encima de todos ellos. Pero no es el caso.
Donde falla estrepitosamente la lista de Forbes para España es en situar a la familia Hidalgo por encima de la familia Matutes, sus socios por otro lado en Air Europa. A los Matutes le otorgan una fortuna de 400 millones cuando su patrimonio es casi del triple, por lo que lo relegan a una posición de cola que no se ajusta a la realidad.
El presidente de Globalia y sus hijos no tienen un patrimonio de 700 millones de euros, pese que el grupo pudiera venderse por esa cantidad. Pero una cosa es lo que pide el empresario salamantino y otra el valor de sus empresas, en la que participan su ex mujer, su hermano Antonio y dos entidades financieras.
Hidalgo tiene el 51% de las acciones de Globalia y patrimonialmente no valen 700 millones de euros, al punto de que el propio empresario considera que esta cantidad es su valor total de venta. Y las acciones de todas las empresas del ex ministro Matutes, que ellos controlan en un 80%, están por encima de la cantidad asignada por Forbes.
No es comparable, ni por asomo, los patrimonios de las familias Riu e Hidalgo (sólo el solar de Manhattan donde se va a construir el Riu costó hace dos años 500 millones de dólares…). Las empresas de Hidalgo facturan más que las de Riu, pero los márgenes de esas empresas y la de la hotelera vinculada a la TUI son infinitamente inferiores.
Es muy difícil elaborar un ranking de estas características. ¿Qué grupo es más líder: el que factura mucho, el que mejores beneficios obtiene, el que más patrimonio tiene? ¿Se pueden mezclar empresas privadas con cotizadas? Forbes se ha guiado por el criterio del patrimonio para su lista. Pues ni así ha acertado.
Una lista sin Bahía Príncipe, H10,Princess, Catalonia, Globales, Hipotels…
Que la lista de los ricos del turismo de Forbes deja mucho que desear lo demuestra bien a las claras las ausencias de familias de cadenas hoteleras que sin lugar a dudas debieran figurar en un ranking como es el de la filial de la revista americana. Nos referimos a Bahía Principe, H10, Catalonia, Globales, Hipotels…
E incluso Hoteles Playa Senator y otras que cuentan con patrimonio superiores a los de Globalia, pese a estar alejadas en facturación al grupo de Juan José Hidalgo. El que no figuren estas cadenas en la por otro lado famosa lista refleja meridianamente la forma en que se ha elaborado este controvertido listado.
La familia Piñero tiene muchísimo más patrimonio que la familia Hidalgo, y sin embargo no figura como éste entre las 100 principales fortunas de España. Solo en el Caribe, entre República Dominicana, México y Jamaica, sus empresas están valoradas muy por encima de los 1.000 millones. Y son cien por cien suyas.
Las familias catalanas Espelt (H10), Cabrera (Princess) y Vallet (Catalonia) cuentan con activos hoteleros superiores a los 500 millones de euros y tampoco aparecen en ese ranking de gente adinerada elaborado por la edición española de Forbes, mientras que sí figura la famila canaria López (Lopesan).
En Mallorca hay cadenas medianas no tan conocidas como las grandes que igualmente disponen de un patrimonio considerable. Son los casos de las lideradas por las familias Carrillo (Hoteles Globales), Llull (Hipotels) y Ramis (Grupotel) con activos por encima de los 500 millones de euros. Y brillan por su ausencia.