Un joven de 20 años, quien iba a bordo del vuelo 631 de la aerolínea Volaris que viajaba con destino a Guadalajara, se lanzó del avión cuando este se preparaba para iniciar el despegue, afectando así a 160 pasajeros que quedaron varados toda la noche en el Aeropuerto Internacional de Cancún.
Desde su entrada a la sala del Aeropuerto, la actitud agresiva del joven, identificado como Gabriel Varela, había provocado que el cuerpo de seguridad de la terminal aérea no quisiera dejarlo pasar. Sin embargo, su madre, quien lo acompañaba, logró negociar con la aerolínea para que ambos pudieran abordar, siendo los últimos en subir al aeroplano.
Una vez a bordo continuó con su agresividad, lo que llevó a las aeromozas contactar con la tripulación de tierra, que tuvo que intervenir y obligar al joven a descender del avión. No obstante, minutos después lo dejaron volar con la promesa de que se mantendría calmado.
A pesar del “convenio”, Valera, que al parecer sufre de bipolaridad, se levantó de su asiento, se apoderó del altavoz gritando “va a explotar” y empezó a patear la puerta de la cabina, para luego abrir una de las puertas de emergencia que activó un tobogán inflable por donde se aventó de una altura aproximada de cuatro metros, sin hacerse ningún daño de consideración.
El empresario Edgar Vázquez, que iba a bordo el avión y al lado del pasajero, comentó vía telefónica al portal Quequi, que el joven presionaba de manera insistente el botón para comunicarse con las sobrecargo y amenazaba con que tomaría el control de la aeronave cuando esta estuviera en el aire, provocando que los pasajeros vivieran un momento de terror.
Fuentes extraoficiales revelaron que hace un par de días el mismo joven, que vacacionaba en este destino, intentó viajar en otro vuelo, pero se lo impidieron por comportarse de forma muy agresiva, debido a su enfermedad.