Fue el primer Secretario de Turismo del Distrito Federal, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles de la Ciudad de México y, también, de todo el país; pero más allá del poder de representación que aglutinó, Rafael Alejando Suárez Vázquez fue un visionario que sentó las bases del desarrollo del turismo moderno mexicano. A poco más de un año de su deceso, se suceden los homenajes en su memoria: hoy la Academia Nacional de Turismo (ANT) descubre su retrato.
Vange Jiménez Sauza, la actual presidenta de la Academia Nacional de Turismo (ANT), fue la encargada de realizar la apología de Rafael Suárez en el multitudinario homenaje que recientemente tuvo lugar en la Fundación Miguel Alemán, y lo será también hoy cuando a las 12 horas, en la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, se dé a conocer su retrato realizado por el pintor Hugo Zúñiga.
La presidenta de la ANT lo evoca como “un joven emprendedor y visionario” y, también, como “un líder empresarial muy respetado”, ya que bajo su liderazgo la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles llegó a agrupar 69 asociaciones filiales en toda la República.
“Un capítulo relevante en su trayectoria –recuerda Vange Sauza– fue su nombramiento por unanimidad como Presidente de la Academia Nacional de Turismo, correspondiente a la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; él entendió y cumplió a cabalidad los principios de la Institución a la que amó entrañablemente. Con su ingreso aportó a la Institución el bagaje invaluable de su capacidad empresarial y turística…”.
Uno de los hitos de su carrera como empresario fue el proyecto que dio origen a la popular Zona Rosa del D.F. en torno al “estacionamiento que instaló para los coches de los huéspedes que se alojaban en el famoso Hotel Génova”. Y, como líder empresarial, fue el promotor de la exención de impuestos sobre ingresos mercantiles para los turistas, la que dio a México una importante ventaja competitiva.
Suárez Vázquez también participó en las negociaciones para reglamentar las condiciones de uso y cobros de las zonas marítimas terrestres, lo que significó un gran beneficio para el desarrollo de la hotelería de playa en todo el país. Dentro del legado que dejó al turismo mexicano, caben destacar sus obras: “La Hotelería de Carne y Hueso” – Libro de crónica múltiple- y el “Código de Ética en el Turismo”.
Respecto a la Academia en al que hoy se le rinde homenaje, su presidenta destaca que él “integró a la ANT a prestadores de servicios turísticos como: Hoteles, Agencias de Viajes, Restaurantes, Transporte terrestre y aéreo, artesanos, guías de turistas, Organismos públicos y privados que presten servicios en el ámbito turístico como son: Asociaciones, Cámaras, Confederaciones Empresariales de Prestadores de Servicios Turísticos, Escuelas de Turismo, Representantes de organismos sindicales, y a los organismos públicos y descentralizados que desarrollan actividades relacionadas con la actividad turística”.
“Fue un hombre orgulloso de su Patria –concluye Vange Jiménez– que luchó porque la actividad turística fuera prioritaria en el desarrollo del país. Fomentó siempre la capacitación para el personal en todos los ámbitos del quehacer turístico y fue cuidadoso y respetuoso con las autoridades del sector público, privado y social. Don Rafael fue un líder empresarial respetado. Respetó y apreció a la prensa turística especializada, estimulaba y convivía con ellos y escuchaba propuestas y soluciones”.
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