La que fuera hace años una ciudad de recreo para ricos y famosos se ha convertido desde 2012 en la capital del crimen de México. Acapulco sufre desde entonces asesinatos, secuestros y extorsiones, una violencia del crimen organizado que han amenazado su antiguo brillo como destino turístico.
Por si fuera poco, las inundaciones del mes pasado, que llegaron a dejar cocodrilos por sus calles, convirtieron parte de la ciudad en un lodazal. Miles de turistas quedaron atrapados en el aeropuerto por las lluvias. La ocupación hotelera llegó al 49 por ciento la semana pasada tras haber caído al 20 por ciento.
Los daños causados por las lluvias pueden suponer más de MXN18.000 millones, un nueve por ciento del PIB. El puerto es otro de los principales damnificados. De los 140 buques vacacionales que llegaban antes de 2011 ahora se esperan 13. El propio alcalde de Acapulco, Luis Walton, lo declaró en bancarrota el año pasado al asumir el Gobierno. La ciudad contaba entonces con una deuda de US$170 millones.
En 2012 se registraron 1,063 asesinatos, lo que equivale a 135 por cada 100,000 habitantes, un 50 por ciento más que Honduras, el país con más homicidios del mundo. La llegada de infantes de Marina y policías federales ha mejorado la situación pero aún se han reportado 536 asesinatos en la ciudad en los primeros nueve meses del año.
Una imagen muy diferente a la de mediados del siglo XX cuando personajes como Marilyn Monroe o el propio presidente John F. Kennedy paseaban por sus calles y atraían a la ‘jet-set’ estadounidense.