La edificación célebre por su forma y color ubicado en Davos (Suiza) no fue rentable, los dueños del hotel 5 estrellas InterContinental Davos no pudieron dominar la rentabilidad del negocio y ahora su destino podría decidir si se construyen o no otros hoteles.
El año pasado, el ‘Huevo de Oro’, el flamante hotel de lujo de Davos, era el lugar obligado para la elite global en el Foro Económico Mundial, con sus 216 habitaciones agotadas. Una noche, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y su esposa comían en su restaurante, en tanto Tony Blair bebía una grappa en el bar con un colega, según el gerente general, Peter Pedersen.
Seis meses más tarde, la compañía administradora del hotel cinco estrellas quebró y su propietario, el fondo de Credit Suisse AG, tuvo que comenzar a recoger los pedazos, a pesar de sus famosos huéspedes, que también incluyeron a Goldie Hawn y Bono, y a realizar una investigación exhaustiva del mercado local. Apenas los delegados del foro volvieron a sus casas, el InterContinental Davos se quedó con las habitaciones vacías.
“Davos está muerto en primavera y verano”, dijo Karl Wild, autor de una clasificación anual de los mejores establecimientos de Suiza.
En una ciudad famosa por un encuentro anual de las personas más influyentes del mundo, los dueños no pudieron dominar la rentabilidad del negocio hotelero, una piedra angular de su economía.
La construcción del ‘Huevo de Oro’, que se inauguró en diciembre de 2013, fue inducida por la necesidad del Foro Económico Mundial de más hoteles cinco estrellas en el centro de esquí. Su destino podría decidir si se construyen o no otros.