Los gobiernos de Colombia y de Ecuador han coincidido en manifestar su intención de lanzarse al desarrollo del turismo de resorts que ha triunfado en el Caribe, sobre todo en México, República Dominicana y Cuba. Así, ambos países emergen como las primeras naciones de Hispanoamérica en mostrar una voluntad tan firme por este tipo de producto, como recoge esta sección Fin de semana de análisis en REPORTUR.
Los presidentes de ambos países han coincidido también en encomendar las carteras de Turismo a dos directivos turísticos de primera fila en sus países que han estado al frente de cadenas de resorts, corroborando la apuesta por este modelo.
El viceministro de Turismo de Colombia, Juan Pablo Franky, antiguo ejecutivo de la hotelera vacacional Karisma, animó hace unos días ante los agentes de viajes que asisten al Congreso de Anato, a atraer inversión hotelera tipo resort y parques temáticos.
“Tenemos que pensar en grande y atraer inversiones en hotelería tipo resort, de vacaciones o de grandes parques temáticos que seduzcan a los viajeros. El turismo es una gran oportunidad y tenemos todas las condiciones para que en pocos años sea la principal fuente de divisas para nuestra economía”, indicó Franky.
Cartagena de Indias ha sido hasta ahora donde se ha concentrado la inversión hotelera de resorts en Colombia, con los proyectos españoles de Meliá, Iberostar, Palladium, BlueBay, Barceló, NH y Faranda, mientras el destino que ahora despunta en este sentido es la isla de San Andrés, donde invierten HM, Faranda y Sirenis.
PACÍFICO. El Gobierno de Ecuador, de su lado, apuesta por incrementar el turismo extranjero en el país con dos grandes proyectos denominados Pueblos Mágicos y Riviera del Pacífico. El presidente Lenín Moreno y el ministro de Turismo, Enrique Ponce De León, presentaron esos planes en Guayaquil hace también unas semanas
El propósito, según Ponce de León, es informar y fomentar el desarrollo turístico, además de estimular y atraer la inversión extranjera. Esto se enmarca dentro de la ambiciosa previsión de alcanzar la meta de “1×1”, es decir un turista foráneo en relación a cada ecuatoriano.
“Si nosotros consiguiéramos el 1×1 por lo menos conseguiríamos casi 20 millones de turistas al año, eso significa aproximadamente entre 20 y 25 mil millones de dólares de ingresos al país; es decir, casi el doble de lo que nos proporciona el petróleo”, manifestó el presidente.
El proyecto La Rivera del Pacífico involucra a las provincias de Santa Elena, Manabí y Esmeraldas y se desarrollará en cuatro fases. La primera será entre Puerto López y Bahía de Caráquez; la segunda: San Vicente y Pedernales; la tercera: Muisne y Esmeraldas; y la cuarta: Manglaralto y Salinas.
En esa área hay disponibilidad de 3,5 millones de terrenos. Allí el Gobierno hará una gestión del suelo que implica la urbanización, es decir dotación de energía eléctrica, agua dulce, alcantarillado y vías de acceso. La comercialización se hará a través de la atracción de inversión por parte de las principales cadenas de resorts y la promoción de los destinos turísticos.
Entre los incentivos, se hará la exoneración del impuesto a la renta por 20 años, exención arancelaria para importación de menajes hoteleros, la exoneración del Impuesto de Salida de Divisas a las utilidades, entre otros incentivos. Este proyecto simula a la conocida Rivera Maya mexicana, con una extensión de 120 kilómetros, donde hay alrededor de 405 hoteles.
El objetivo de desarrollar el turismo en Ecuador es una política de Estado del presidente Moreno. Como reveló REPORTUR.mx, en el comienzo del año decidió liberar el transporte aéreo con el objetivo de “promover la integración latinoamericana e impulsar una inserción estratégica en el contexto internacional”. Así también lo manifestó el ministro en una reciente entrevista a esta revista, durante un viaje a Palma para asistir al Foro Preferente.
La apuesta de Colombia y Ecuador coincide con los planes de las grandes cadenas españolas de ir diversificándose a nuevos mercados, entre los que los dos citados gozan de una creciente confianza ante la estabilidad institucional actual. Los beneficios que han logrado los gigantes hoteleros de los resorts en los últimos años planean así desviarse a destinos como el Sur del Caribe o incluso el Pacífico, pese a que hace un año se contemplaba que se destinase a México, hasta que el cúmulo de factores culminados con la presidencia de un populista ha revertido el sentir.