Un grupo de pasajeros de la empresa low cost, JetSmart, debía abordar el avión en Puerto Iguazú con destino a Buenos Aires el martes pasado por la tarde; pero el vuelo fue demorado y luego cancelado. El motivo fue el paro de maleteros que afectó a varios aeropuertos ese día.
Con esa cancelación comenzó la odisea para poder volar. Sol, una pasajera damnificada, detalló: “El horario original era el martes a las 12 horas, lo cancelaron y las 23:30 nos dijeron que íbamos a viajar el miércoles a la noche”. La comunicación con la empresa fue por mail; no les atendían el teléfono, no había nadie en los mostradores del aeropuerto, que les pudiera dar una respuesta. “Tuvimos que dormir en el piso, había familias con nenes chiquitos y adultos mayores, no les importó nada”. (Argentina: caos en aeropuertos por huelga de maleteros que afectó a 10 mil pasajeros)
El miércoles a la mañana vieron partir un vuelo que estaba programado y les habían dicho que no salía, mientras esperaban la hora de embarque. Otra vez, cuando faltaban 30 minutos, les cancelaron el vuelo “porque no tenían tripulación para realizar el viaje, una vergüenza”, detalla la pasajera. En ese momento, todos los pasajeros protestaron en los mostradores, exigiendo aojamiento, comida y poder hablar con un responsable. “No apareció nadie de Jetsmart, las personas que hacían el check in pertenecen a Flyseg, una empresa tercerizada, quienes tenían una lista de los pasajeros para enviarnos a un hotel, hasta el día siguiente que el vuelo era a las 17hs”.
Según relata la pasajera, varias personas decidieron comprar un vuelo a otra compañía o alquilar un auto para viajar a Buenos Aires: “Esperaban que todos nos cansemos de esperar y hagamos eso, mientras en la página de Jetsmart estaban a la venta asientos en el vuelo que íbamos a viajar”. El jueves la fuerte tormenta que hubo en Buenos Aires, fue el motivo de una nueva cancelación del vuelo.
El último mail que recibieron, les aseguraba que iban a viajar el viernes a la noche. Finalmente, pudieron subir a esa nave y viajar a Buenos Aires. “Antes de embarcar, pedimos el libro de quejas y dejamos asentada toda la situación, una de las pasajeras que es abogada se encargó de la redacción, vamos a iniciar acciones legales contra una empresa fantasma”, concluyó.