El viernes, el Gobierno anunció las nuevas medidas que se mantendrán hasta el próximo 9 de julio. La Disposición 1798/2021 extiende y establece las restricciones por la pandemia debido a la alarma que genera la expansión por el mundo de la cepa Delta del coronavirus.
La polémica se generó a partir de la decisión que desde este lunes sólo podrán ingresar a la Argentina por vía aérea un máximo de 600 pasajeros diarios, lo que equivale a dos aviones completos. Tanto la puesta en marcha de esa restricción como la limitación de su vigencia apunta a que las aerolíneas puedan acomodar sus frecuencias para respetar el límite ordenado.
Además, las personas que “regresen del exterior entre el 1° de julio y el 31 de agosto, están obligados a aislarse en los lugares que determinen los gobiernos provinciales y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) durante 10 días, contados desde el testeo realizado en el país de origen”, con la estadía a cargo del pasajero. En este sentido, la semana pasada, se dio a conocer un número que sorprende: el 40% de los argentinos que venían del exterior no se aislaba y no cumplía la cuarentena obligatoria.
Por lo tanto, las fronteras continuarán cerradas para el turismo por lo que todo aquel que no sea argentino y quiera ingresar al país con ese propósito no podrá hacerlo. También se aclaró que continúan suspendidos los vuelos provenientes del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Chile, Brasil, India, países africanos, y Turquía.
Las personas que viajen “deberán hacerse un testeo para poder abordar el avión con destino a la Argentina y deberán hacerse un testeo al llegar al país y otro testeo al séptimo día de ingreso. Quienes resulten negativos al ingreso al país deberán cumplir con el aislamiento en los lugares que dispongan los gobiernos provinciales y de la CABA y deberán realizar un nuevo test para finalizarlo”.
Paola Tamburelli, titular de la Administración Nacional de Aviación Civil señaló que “la conectividad está asegurada, aunque con un menor número de arribos”. Además, explicó que el fin de semana fue “muy complicado y muy activo” en constante diálogo con las compañías aéreas y otros organismos del Estado para instrumentar el nuevo cupo. Este cupo reconoció que significa una reducción del 70% respecto del anterior, de 2.000 ingresos diarios y es la decisión de mayor impacto.
La funcionaria explicó que la prioridad es evitar que muchos argentinos queden varados en el exterior por un largo periodo. “Varados había cuando no había vuelos; algunos tendrán que demorar su llegada, pero la conectividad está asegurada, aunque con un menor número de arribos”, concluyó. “En 15 meses de pandemia, tratamos de que se mantengan el tráfico aéreo. Pero es cada vez más difícil. La responsabilidad individual sigue siendo básico para esto”, enfatizó.
En las últimas horas, Peter Cerdá, Vicepresidente Regional de IATA para las Américas, solicitó con urgencia una reunión al Gobierno argentino.
“Como industria, hemos hecho todo lo posible para garantizar una conectividad segura del país, a pesar de las drásticas restricciones operativas que ya existen. Sin embargo, la nueva reducción de 70% en el número de pasajeros internacionales que puedan llegar diariamente al país, obligará a las aerolíneas a dejar en el extranjero a miles de pasajeros, principalmente ciudadanos y residentes argentinos, sin que ellos tengan la culpa”, concluyó el funcionario de La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
y los muertos son 700 o sea no alcanza ni para los muertos.