Las consecuencias de la pandemia del coronavirus (Covid-19) empiezan a sentirse en el sur argentino. Las provincias patagónicas trabajan en conjunto en los protocolos para poder abrir este invierno los centros de ski, en un principio para residentes locales, y así no dar perdida totalmente la temporada.
La prohibición de la venta de los vuelos de cabotaje hasta el mes de septiembre evitará a los visitantes del resto del país y lógicamente, del extranjero. Por lo que los gobiernos intentan establecer junto a los concesionarios de los centros invernales, protocolos y medidas pensando en un turismo intraprovincial, de cercanías.
En el sur, el Ente Patagonia Argentina coordina el trabajo para poder habilitar al menos de forma limitada y parcial los principales centros de ski desde Neuquén hasta Tierra del Fuego. Distanciamiento, uso limitado de medios de elevación, controles preventivos a los visitantes, entre los puntos del protocolo.
Por su parte, Miguel Ramos, presidente de la Cámara de Turismo de esa provincia patagónica, lamenta la crisis que está provocando la pandemia en el sector ya que «muchos de estos prestadores van a desaparecer, porque están ahogados por las deudas» y porque «cuando vuelva la actividad la cantidad de turistas será reducida y poco rentable».
Tanto del sector privado, como del sector público aseguran que la crisis todavía no mostró toda su magnitud ahora que es temporada baja, pero como no existen reservas por el coronavirus, en los meses de mayor actividad los prestadores turísticos la van a sentir con fuerza.