El crucero Greg Mortimer navegaba rumbo a las Islas Canarias procedente de Ushaaia (Argentina) cuando se declararon varios casos de coronavirus a bordo. Comenzó entonces una odisea para los pasajeros y la tripulación que finalmente pudo desembarcar hace unos días en un puerto de Montevideo (Uruguay).
Tras haber sido rechazado por las Isla Malvinas, el buque con 217 personas a bordo estuvo fondeado desde el 27 de marzo frente a Montevideo. Tuvieron que desembarcar 8 personas que permanecen hospitalizadas.
El 5 de abril se procedió a hacer test a todos los pasajeros y tripulantes dando como resultado que la mayoría estaban infectados por lo que Uruguay insistió en la prohibición de dejarles desembarcar y en que Australia fletara un vuelo para la repatriación de los turistas extranjeros.
Finalmente, el viernes pasado el crucero pudo atracar y el gobierno de Uruguay permitió el desembarco de 112 pasajeros bajo estrictas medidas de seguridad para ser repatriados. Después de unas interminables negociaciones, un avión de Hi Fly, la compañía de aviones portuguesa, llegó a Montevideo procedente de Lisboa, para transportar a los australianos y neozelandeses del barco.