Los editoriales publicados en los medios argentinos a raíz de la disparidad de cifras en las cuentas de Aerolíneas Argentinas que, denuncian, se vienen dando de manera reiterada desde el inicio de la gestión estatal, subrayan la falta de transparencia de la compañía, «cuya asamblea de accionistas jamás presentó un balance».
Al hermetismo que envuelve a los números de la aerolínea se le suman otras críticas como la obsesión monopolística de sus gestores, acusados de haber sido designados «más por su militancia política que por su experiencia en la actividad».
Ante el aluvión de críticas, la compañía asegura que «hoy es muy difícil obtener ganancias con una aerolínea» y subraya que las informaciones que apuntan a que la empresa «pierde cada vez más dinero» son falsas, como recogen varios medios.
Y para demostrarlo explica: «En 2008, Aerolíneas, bajo gestión privada, tenía un resultado operativo negativo de 858 millones de dólares, en 2011 fue de 666 millones, bajando a 458 millones en el 2012 y en 2013 se redujo a 247 millones de dólares, o sea que la pérdida operativa se redujo en un 71 % durante la gestión estatal».