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El fuerte impactó que ha generado en Airbnb las regulaciones en Nueva York hace temblar a la plataforma a 15 años de su fundación, una iniciativa exitosa que generó un cambio a nivel mundial en el mundo del turismo y el alojamiento, y que ahora parece agotada en medio de quejas y críticas por haber abandonado “su espíritu original” de alternativa económica a los hoteles.
“El modelo está roto”, ha dicho su fundador y CEO de la compañía, Brian Chesky, que analiza irrumpir en el alquiler de coches para reinventarse. Desde hace tiempo reclama a los propietarios bajar precios a la vez que acumula duras críticas por desestabilizar el mercado de la vivienda en varias ciudades como Buenos Aires, Roma, Barcelona y París o en destinos vacacionales top como República Dominicana y el Caribe mexicano.
En paralelo, señala El Confidencial, también se acumulan las reclamaciones de los usuarios que ven cómo la plataforma ha perdido ese espíritu original de alternativa barata a los hoteles. “No es raro encontrarse con algún usuario quejándose porque le han puesto de patitas en la calle a las 10 de la mañana o porque, además de tener que pagar la tasa de limpieza, el anfitrión les ha dicho que limpien los platos y den una pasada a la cocina”, apunta.
La nueva normativa en Nueva York prohíbe el alquiler de un inmueble (salvo algunas excepciones autorizadas) en periodos menores a 30 días y, en caso de que el arrendamiento sea inferior, el anfitrión debe estar presente durante la estancia.
Los abogados de Airbnb ya actuaron con multitud de demandas al ser conscientes de que el veto de Nueva York a este tipo de alojamiento puede hacer que otros destinos del mundo sigan su ejemplo.
Airbnb, que factura unos 10.000 millones de euros y gana 2.000 millones ofertando 14 millones de alojamientos, ha triunfado ya que si un alquiler tradicional supone para el anfitrión unos 80 euros al día, uno turístico ronda los 200 euros diarios, pero en contrapartida para el interés general, la proliferación de apartamentos vacacionales encarece los alquileres de la zona un 7%.
La regulación impulsó el alquiler en negro promocionado en redes sociales, como informó REPORTUR.us (NY: mitad de alquileres de Airbnb provienen de anuncios ilegales).
