Los inversores que tratan de comprar participaciones indirectas en Airbnb antes de la salida a Bolsa prevista para 2020 están valorando la compañía en hasta 42.000 millones de dólares, cuatro veces más de los cerca de 10.700 millones de capitalización bursátil actual de Expedia, aunque casi la mitad de los 73.600 en los que el mercado tasa a Booking.
Inversores de capital riesgo de Silicon Valley y brókeres del mercado privado como EquityZen han creado docenas de sociedades vehiculares (SPV por sus siglas en inglés) que atesoran capital en la plataforma de alquiler de casas. Los inversores en estos vehículos no poseen participaciones directas en la compañía, sino que adquieren derechos sobre la recaudación de una futura OPV o venta.
Recientemente han cambiado de manos intereses en algunas de estas SPV por 150 dólares la acción nominal de Airbnb, lo que implica que la compañía vale unos 11.000 millones de dólares más que en la última ronda de financiación en 2017, en la que recaudó 1.000 millones, hasta una valoración de 31.000 millones. Los inversores ven a Airbnb como una apuesta segura frente a WeWork y otras compañías respaldadas por el capital riesgo que han flaqueado en Bolsa este año.
El grupo ha comunicado que elevó más de 1.000 millones sus ingresos en el segundo trimestre y que generó ebitda positivo en 2017 y en 2018. Según una fuente al corriente de la situación financiera de la compañía, ésta también tendría una caja de unos 3.500 millones de dólares, que le sirve de colchón en caso de producirse pérdidas este año.
Otras fuentes cercanas a Airbnb han señalado que se está decantando por una salida a Bolsa directa cuando se estrene en los mercados cotizados el año que viene. Ese movimiento, que no dependería de que diversos bancos suscriptores fijasen los precios iniciales de negociación, podría aumentar el foco sobre el precio que se pide en los mercados secundarios por las acciones de la compañía.
La propia Airbnb ha tratado de limitar la actividad en el mercado secundario, como los contratos a plazo que permiten a los empleados recibir préstamos en efectivo contra sus opciones sobre acciones. Y señaló en un comunicado:”Este tipo de transacciones no están autorizadas por nuestra compañía y violan por lo general nuestros estatutos. No hemos realizado una ronda de financiación desde 2017, y las transacciones desde entonces han sido pequeñas y sin nuestra participación”.