El Gobierno de Brasil anunció que va a construir antes de 2026 nada menos que cien nuevos aeropuertos, al tiempo que introduce un tope a los precios de los billetes de aviación para impulsar su expansión y mantener el acceso de la sociedad a este medio de transporte. El efecto de estas medidas fue una subida del valor de las acciones de las aerolíneas (un 4 por ciento en el caso de Azul y un 3 en el de Gol).
Pese a la buena prensa que el presidente Lula da Silva tiene entre los ecologistas, ayer se comprometió a que los precios de los billetes de avión bajen, para lo cual además hará más aeropuertos.
Los responsables de las primeras aerolíneas del país han explicado que los precios suben porque la demanda está desbocada y las compañías no pueden aumentar su oferta porque los fabricantes de aviones están teniendo problemas para la entrega de nuevos aparatos. De esta forma, los precios se convierten en un regulador automático de la demanda.
Tanto Azul como Gol, dos aerolíneas importantes, están sufriendo los retrasos de Boeing en sus entregas. De igual modo le ha sucedido a otras aerolíneas, como reveló REPORTUR.us (United, American y Souhtwest se quejan a Boeing y Airbus por entregas retrasadas)
Azul espera 19 nuevos aviones en 2024, pero tiene sus dudas sobre el cumplimiento de los compromisos de entregas. En el caso de Gol, denuncia que no recibe los aviones 737Max comprados por los conocidos retrasos de entregas de este modelo.