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El mercado de los vuelos en Estados Unidos es cada vez más competitivo, haciendo que sea una tarea titánica para las aerolíneas el poder mantenerse a flote y no dejar de operar en momentos en que las gigantes de la aviación estadounidense captan mayor participación a un ritmo acelerado.
Muestra de ello es que alrededor de un 80% de los viajes aéreos en USA es controlado por sólo cuatro aerolíneas: American Airlines, Delta Air Lines, Southwest Airlines y United Airlines, dejando una reducida cuota para las demás compañías aéreas que se las arreglan tratando de reducir costos, mejorar su eficiencia, en fin, todo lo que le permita no quedarse en tierra.
¿Qué hacer para sobrevivir? Es una interrogante que se plantean a diario las aerolíneas del tan demandante mercado aéreo del país norteamericano, por un lado muchas miran a las fusiones como una tabla de salvación, tal es el caso actual de JetBlue y Spirit, cuyo plan de fusión se ha visto detenido por el Departamento de Justicia, argumentado que dicha fusión perjudicaría a los consumidores, como reveló REPORTUR.us (Jetblue-Spirit: piden a jueces rechazar demanda contra la fusión).
La fusión pendiente de Alaska Airlines y Hawaiian Airlines, anunciada hace poco es otro ejemplo de esta frecuente dinámica. Las pequeñas aerolíneas ponen su foco en crecer más para evitar ser desplazadas.
Mientras tanto, American, Delta, Southwest y United fortalecen día a día su dominio, abriendo nuevas rutas, expandiéndose dentro y fuera de EEUU, y sobre todo tratando de solidificar la confianza de sus clientes.
