La estrategia contra saturación aérea en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) fracasó pese a la reducción de operaciones, las cuales pasaron de 61 a 52 por hora cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pidió el traslado de vuelos al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
La maniobra lo que logró fue aumentar el volumen de pasajeros, pues las aerolíneas incrementaron su oferta de sillas. “En realidad no funcionó la reducción para lo que buscábamos que era bajar el número de personas en terminales, porque las aerolíneas aumentaron el número de sus pasajeros en sus aviones: no funcionó, ya se quedó en 52 operaciones por hora”, señaló el director del aeropuerto, el vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño a El Financiero.
Los resultados de la medida hicieron que las operaciones totales disminuyeran tan solo 0.1%, mientras el número de pasajeros comerciales aumentó alrededor del 11%. “Nosotros buscábamos reducir el número de pasajeros, pero las aerolíneas metieron aviones más grandes, al final de cuentas, están en su derecho”, dijo Velázquez Tiscareño al mismo medio.
Contrario a lo que se esperaba, la estrategia de reducción propuesta por AMLO benefició a las aerolíneas, ya que mejoraron la gestión de operaciones con el cambio de aeronaves, pasando de un Embraer 190 para 99 pasajeros o un Airbus 321 en el que pueden transportar hasta 240 pasajeros, lo que además, les ha permitido aumentar su rentabilidad con aeronaves más grandes, reduciendo el consumo de combustible y usando los mismo slots autorizado por el aeropuerto.
Como lo informó REPORTUR.mx, en mayo los clientes que despegaban o aterrizaban en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) esperaban alrededor de dos horas por la congestión de la pista y en los puntos de embarque y desembarque en los vuelos de Aeroméxico, Viva Aerobús y Volaris. (AICM: Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobús están lejos de reducir la operación en pista).