El vuelo 6013 de Southwest Airlines, la mayor low-cost de Estados Unidos y del mundo, despegó normalmente del aeropuerto de Las Vegas a Columbus, en Ohio. El 737 estaba en vuelo cuando el piloto, de 47 años, quedó incapacitado para operar el avión debido a un fortísimo dolor de estómago que, cinco minutos después, cuando estaba en la cabina de pasajeros, le hizo perder el conocimiento. Cuando se hubo recuperado un poco, recibió asistencia médica, oxígeno y una enfermera que iba a bordo le cuidó.
Obviamente, el copiloto asumió la responsabilidad de los 143 pasajeros y se puso en contacto con la torre de control para solicitar el retorno a Las Vegas.
Otro piloto, de otra aerolínea, informó de su presencia a bordo. Una vez debidamente identificado, entró en la cabina y ayudó en las comunicaciones, mientras el copiloto siguió al frente del avión.
El avión volvió a tomar tierra en Las Vegas prácticamente una hora después de haber despegado. El piloto ajeno a Southwest comunicó a la torre poco antes de aterrizar que el piloto enfermo seguía en mal estado y que probablemente sería conveniente trasladarlo a un hospital en ambulancia que lo recogió a pie de pista.
Los pasajeros volaron a su destino poco después con una tripulación nueva.