El jueves y viernes pasado, los pilotos de Aerolíneas Argentinas (APLA) y de Austral (UALA) hicieron un paro sorpresivo de 16 horas, afectando a los pasajeros de 270 vuelos y los números de la compañía. Mientras los aviones estuvieron en tierra se ahorraron 1,6 millones de dólares en combustible, pero la empresa dejó de vender pasajes, alquiló chárter y pagó miles de dólares en compensación, que se estima fueron alrededor de 4,6 millones de pesos por cada hora.
En la venta de pasajes no ingresaron 1,8 millones de dólares, debido a que las operaciones de último momento, que justamente son las que tienen los pasajes más caros, se dejaron de hacer por la imposibilidad de cumplir con los servicios. Entre hoteles, traslados y comidas, se generaron gastos por 4,3 millones de dólares.
Además, en España dónde se dio uno de los principales problemas, pues Aerolíneas Argentinas alquiló un charter para traer pasajeros al país. En total la factura fue de 400.000 pesos.
Más allá que la negociación paritaria continúa, la operación está lejos de regularizarse. Desde hace un mes, los pilotos, que reclaman una composición salarial de 45%, trabajan con el llamado quité de colaboración. Sin embargo, las amenazas de volver al paro son constante. Entre el 35% de aumento salarial que ofrece la empresa y el 45% que reclaman los pilotos aún hay bastante diferencia.