El concepto de hotel boutique surgió en Argentina a principios de la década pasado, con la salida de la convertibilidad que duplicó el turismo extranjero. Los años del 2005 al 2009 fueron considerados los mejores del sector, con la apertura de 63 hoteles de estas características en la Ciudad de Buenos Aires.
«Hay dos problemas que enfrentan hoy los hoteles boutique: el mal momento del mercado hotelero en general y la falta de escala para afrontar los costos en alza, con un dólar atrasado», asegura Arturo García Rosa, presidente de RHC Latin America.
Entre los factores que cambiaron la ecuación del negocio, se puede mencionar desde una mayor competencia hasta la caída en el número de visitantes del exterior, y a partir del 2011, se tomaron medidas como el cepo cambiario, la inflación y pérdida del clima de negocios, que desalentaron el sector. Los tres grandes drivers de recepción de negocios para los hoteles: corporativo, turismo y reuniones; están pasando por un momento complicado.
Los hoteles que logran sobrevivir son los que aplican las mejores estrategias, aunque con ratios de rentabilidad acotados y en esos casos, no supera el 5% anual sobre la inversión. Los especialistas sostienen que un hotel de 30 habitaciones, muy bien manejado, necesita un 60% de ocupación sólo para no perder plata, pero las tarifas de los hoteles boutique están a un tercio de su valor en dólares, con un tipo de cambio atrasado y alta carga impositiva.
En el segundo trimestre de este año, la caída del turismo receptivo fue del 6%, teniendo en cuenta los arribos al Aeropuerto Internacional de Ezeiza y Aeroparque, según el último informe del Indec. Los que aún llegan al país tienen una estada que promedia las 13 noches y Buenos Aires se queda con casi el 60% de las pernoctaciones, según revela el mismo informe.