La movilidad en los aeropuertos del mundo siempre ha sido un tema de gran relevancia para los viajeros, quienes se ven ante la necesidad de transportarse de manera segura por su cuenta hasta su lugar de hospedaje. Las opciones tradicionales son variadas y van desde los shuttles, la renta de autos o bien los taxis autorizados; estos últimos representan seguridad a un alto costo, que no siempre es sinónimo de buen servicio.
En el caso del aeropuerto más importante de nuestro país, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en donde desde 1977 opera el llamado sitio 300 que por más de 30 años mantuvo de manera exclusiva el servicio de transportación terrestre, hasta el año 2006 que se comenzó a trabajar en la apertura de nuevas empresas para operar de forma tal que se eliminara este monopolio. Dicha modificación trajo grandes expectativas para los usuarios, quienes veían en la competencia la posibilidad de encontrar mayor calidad y menor costo en los servicios de transportación, pero lamentablemente no fue así.
Hoy en día operan cinco empresas (Confort, Nueva Imagen, Porto Taxi Ejecutivo, Sitio 300 y Yellow Cab), quienes en conjunto suman más de 1,500 unidades de transporte, todas ellas cumplen con una normatividad en materia de registro, placas e inspecciones.
Adicionalmente a estas empresas se han sumado nuevos competidores que apoyados con el avance de la tecnología poco a poco van desplazando a los tradicionales taxis. Las aplicaciones móviles, encabezadas por Uber, representan en la actualidad el reto a vencer para los transportistas, ya que la falta de regulación del mismo, lo pone en una visible ventaja ante sus oponentes. Los usuarios de estos servicios argumentan en su favor que la calidad y el costo son por mucho superiores a los de los tradicionales taxis aeroportuarios, ya que representan un ahorro de hasta 30 por ciento por cada viaje realizado, además de que los mismos garantizan un alto nivel de satisfacción al pasajero.
Este fenómeno no es únicamente de nuestro país. En mayo del presente año se aprobó en la ciudad de Miami, Florida, el uso de un espacio especial destinado a los carros de estas aplicaciones, quienes podrán esperar ahí a sus pasajeros en aras de no entorpecer la movilidad que se genera en ese aeropuerto.
Ante esta situación se vislumbran dos escenarios distintos, por un lado, el de los taxistas defendiendo sus posiciones con el discurso de los derechos adquiridos, y por otro, las aplicaciones móviles defendiendo su libertad de trabajar ganando cada día mayor simpatía entre los consumidores con un esmerado servicio a un bajo costo (Presunto monopolio entre taxistas del aeropuerto de la CDMX).