América Latina ha supuesto la salvación para muchas empresas españolas, desde la banca a las telecomunicaciones, y por supuesto las hoteleras, pero el desembarco siempre ha sido harto complicados, en especial para las aerolíneas más modestas.
Air Comet y Air Madrid han sido los paradigmas de estas dificultades para entrar en la región, y ahora están siendo Plus Ultra y Air Nostrum las que viven en sus carnes las trabas que cualquier aventura de este tipo supone (Plus Ultra competirá a Iberia y Air Europa en Santo Domingo y Lima).
La compañía aérea que lidera Julio Martínez lleva años tratando de salir al mercado para conectar España con Hispanoamérica, con todos los problemas imaginables llegando hasta la retirada de permisos, y ahora su estrategia parece centrarse en volar a los destinos donde no existe una aerolínea local —Perú y Santo Domingo— que vuele a Madrid (Revés a Air Plus Ultra: Conviasa no le paga el avión alquilado).
En el caso de Air Nostrum, ya se advirtió en este medio los riesgos de una aventura como la que planeaban en Argentina, que pese a su buena lógica contaba con el handicap de la intervención estatal en el sector aéreo, probando que en un mundo como el de hoy cuesta casar dinero público en un mercado liberalizado (Pese a lo de Sol, Air Nostrum busca más inversiones en Latinoamérica).
Spanair fue el ejemplo más reciente de la implacable verdad de este dogma, y como contraste de recientes iniciativas aéreas que en España han logrado salir adelante no debe dejar de citarse a Volotea, que junto a un modelo innovador cabe remarcar que ha enmarcado su actividad simplemente en Europa.
Sobre todo Venezuela.
El problema de Hispanoamerica, es el trasnochado patrioterismo decimonónico, fomentado por sus ineptos y salvo excepciones corruptos gobernantes que fomentan a hoy en día un sentimiento anti español, para justificar su mediocridad.
Siguen emperrarados en tener aerolineas de bandera y hacer de ello enseña nacional.
No solo las aerolíneas, lo sufren, también otras compañías españolas han sido acosadas, y curiosamente, siempre cuando hay gobiernos del PSOE.
O sea: expropiación a la vista.