TRIBUNA

Turismo y Paz


Javi Puente, fundador Casa Pepe Hostel y presidente Asociación de Hoteles de la Ciudad de México | 30 de septiembre de 2024 Deja un comentario


Este año a las Naciones Unidas, ése órgano supranacional que aún camufla de azul el gorro frigio en el envite de la civilización vigesimonónica, se les ha ocurrido que el día mundial del Turismo lleve el lema: “Turismo y Paz”. Llenando así de humanismo los posts y mensajes de los millones de personas que encuentran en la vocación de hospitalidad y amor al servicio, su motivo de vida. Para que los más de 1,000 millones de turistas viajen, entonces, en son de Paz. No es poca cosa lo que la ONU nos propone.

El otro viaje, si no es de paz, será pues bélico. Acepción de la otra cara de la moneda que es el viaje. La cara bélica de la moneda también se cobra, y cada vez se acerca a la percepción de lo que hacemos en esta industria y que se nos filtra tímidamente de la conciencia a la razón, planteándonos si lucrar con un departamento turístico vecino de una familia con hijos pequeños es… bueno o malo, si generar derrama económica en una comunidad originaria para luego controlar los márgenes es… bueno o malo, si subir la foto de la playa paradisiaca caribeña generará un trending que cambie las palmeras por basura y edificios es… bueno o malo, si asistir con el orgullo patrio por bandera a una feria internacional para invitar a foráneos a que transformen las artesanías, la gastronomía y el estilo de vida de tu ciudad… es bueno o malo. Lo que antes con certeza, sabíamos que era bueno, hoy no estamos seguros.

Y entonces, agachamos la cabeza un ratito cuando suena la palabra “Gentrificación” y esa cara B (de Bélica) substituye a la cara A, y los ahora barceloneses (antes turistas) disparan agua a los nuevos turistas y los venecianos se exilian de Venecia y en México ya se lee Las salsas ya no pican como el albur del Tourist Go Home.

El turismo vive entonces una etapa inter regnus sobre el leit motiv de nuestro día a día. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? La hegemonía del crecimiento en volumen de visitantes, divisas y derrama pierde fuerza en la tesis de la vocación turística de nuestra generación y evoluciona a un reino, donde la soberana empieza a ser la preservación de la cultura y el medio ambiente. No hay derrocamiento ni victoria, solo el ascenso del sincretismo como Soberana del desarrollo turístico. El sincretismo como símbolo de paz turística, parece el tipo de cambio, escondido entre una cara y otra, un balance entre el ying y el yang turístico. O como diría el Tata Cárdenas, solo a través del diálogo lograremos que las culturas se sincreticen, es decir evolucionen humanamente. Hoy al diálogo entre culturas le empezamos a llamar: experiencia turística. Siempre que la experiencia vaya cargada de sincretismo podremos afirmar que estamos en la cara A. En la solución al Tourist Go Home y el regreso del Tourist Welcome Home.

Las redes sociales son un viaje de no retorno para el turismo, el deseo de conocer esa cultura o la espiritualidad de un paisaje, nos está obligando a definir y regular las relaciones entre anfitriones y viajeros sin pantalla de por medio. Y la ONU lo sabe. Por eso nos deja sembrado el gorro frigio de la libertad turística para que, nunca dejemos de fomentar el viaje, pero quede impregnado en nuestra vocación de identidad la Paz entre naciones. 

Quién sabe… tal vez lo que le falte hoy a Sheinbaum y Felipe, a Maduro y Biden, a Putin y Zelensky o a Netanyahu y Abás sea solo un viaje pagado con la cara A, de Amor.

 


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