Kirkland Donald es un almirante de la Marina de Estados Unidos. Como buen militar, está acostumbrado a la disciplina y a cumplir objetivos. Ahora tendrá que demostrar sus capacidades porque ha sido nombrado encargado especial de la calidad en Boeing.
Para que no quepa duda alguna, el nombramiento viene directamente de Dave Calhoun, el máximo ejecutivo de la multinacional de la aviación, que será su jefe directo. Donald no reportará a nadie más. Será un asesor independiente. Independiente de la estructura del fabricante, se entiende.
Esta es la última medida de emergencia que adopta Boeing para salir del desastre ofreciendo alguna confianza a los clientes y para restaurar el proceso de producción que ahora ya no depende de Boeing sino también de la FAA, que es la agencia estatal americana encargada de la aviación.
El almirante Donald tendrá a su cargo un equipo de expertos ajenos a Boeing, los cuales harán una evaluación de los sistemas de gestión de calidad de la compañía, que también incorporarán a proveedores externos, una vez el setenta por ciento del proceso de fabricación de los aviones no se lleva a cabo por la compañía que pone la marca sino por terceros contratados al efecto.
La gestión del almirante debería acabar con un listado de recomendaciones que deberá entregar directamente a Calhoun, para que las implemente. Desde el inicio de esta crisis, el valor de Boeing en bolsa ha caído un 20 por ciento. (Inmovilizados en USA casi 200 B737 Max tras estallar una ventana)