En febrero de 2006, último año del gobierno del presidente Vicente Fox, el estado mexicano de Campeche sorprendió cuando se dio a conocer que albergaría un gran desarrollo turístico, de esos que sólo suelen darse en destinos consolidados como Riviera Maya o Los Cabos.
En un extenso terreno de 308 hectáreas, ubicado en la localidad de Champotón, a 65 kilómetros de la ciudad capital, llamada igualmente Campeche, el español Grupo Mall invertiría 450 millones de dólares en un complejo inmobiliario que incluiría una marina, campo de golf diseñado por Jack Nicklaus, hotel de cinco estrellas con 500 habitaciones, restaurantes y 2,500 departamentos, entre otras cosas.
El proyecto llevaría por nombre: “Campeche Playa, Golf, Marina & Spa Resort” y, bajo un plan de cinco etapas, debería estar concluido en 2010. Fue anunciado con bombos y platillos, al grado que la primera piedra fue colocada por Fox y Julio Fernando Noval, presidente de Grupo Mall.
Si desde el inicio este proyecto llamó la atención por su tamaño y por el lugar elegido para desarrollarlo, todavía sorprendió más cuando se informó que su principal punto de venta sería el mercado inglés, por lo que abrieron oficinas en el Broadgate Arena, una de las plazas comerciales más populares de Londres. Por lo tanto, Grupo Mall prometió que tramitaría la apertura de un vuelo directo de la capital inglesa a Campeche, lo cual nunca se hizo realidad.
Pero la enorme euforia del principio se fue desinflando cuando pasaron los meses y la edificación del complejo no iniciaba. El arranque formal de la construcción se dio hasta ocho meses después, con la novedad de que la inversión final iba a ascender a 600 millones de dólares.
Para llevar a cabo los trabajos, los españoles contrataron a la famosa constructora mexicana ICA (Ingenieros Civiles Asociados), con la cual entraron en pleito cuando se retrasaron en los pagos. La historia se enredó en un litigio en el que, a final de cuentas, al hacer válidas sus garantías, ICA terminó por apropiarse del proyecto que durante años quedó parado, con los cascarones de edificios de departamentos en obra negra, sin campo de golf, ni marina, ni hotel, ni nada de lo prometido inicialmente.
Una vez que los jueces fallaron a favor de ICA, ésta rebautizó al complejo como “Aak Bal” y lo relanzó en julio del año pasado, en una ceremonia encabezada por el gobernador del estado, Fernando Ortega, y por Diego Quintana Kawage, funcionario de ICA que apareció como vicepresidente ejecutivo del proyecto. Para llevar a cabo la comercialización, ya no en el Reino Unido sino en el mercado nacional principalmente, contrataron al ex director de Fonatur (durante el sexenio de Fox), John McCarthy.
Al evento asistieron el director general adjunto del Consejo de Promoción Turística de México, Rodolfo López Negrete, en representación de la entonces secretaria de Turismo, Gloria Guevara, así como la crema y nata de la clase política y empresarial campechana. Curiosamente, había también varios ex gobernadores de la entidad.
Pero los Noval no se rendían, así que a la orilla de la carretera que lleva de Campeche a Champotón, mandaron poner improvisados espectaculares que rezaban: “No se deje sorprender, todo el complejo Aak Bal está en litigio. Atte. Grupo Mall. Campeche Playa, Golf, Marina & Spa Resort”. Lo cual no sirvió más que para el anecdotario.
Hoy, a poco más de un año de distancia de su relanzamiento, este proyecto vuelve a convertirse en la punta de lanza para el despegue turístico de Campeche. Su secretaria de Turismo, Vania Kelleher Hernández, comenta que está reactivado y con viento en popa, ya que ICA acaba de recibir del Banco de Comercio Exterior un crédito por 400 millones de pesos para terminar la marina y el campo de golf, además de que ahora el complejo está enfocado al mercado de Tiempo Compartido.
La funcionaria está muy contenta porque este verano el estado registró una ocupación hotelera promedio de 81%, con picos de 90%, con un total de 439 mil visitantes, 9% más que el año pasado, y más de 518 millones de pesos de derrama económica. Sin embargo, algo más, mucho más, tendrá que hacer, ya que 87% de sus turistas son nacionales y la mayoría intrarregionales que llegan por tierra, debido a que entre los vuelos que llegan de Aeroméxico, Interjet y Viva Aerobús apenas suman 350 asientos diarios, muy pocos para los 2,177 cuartos de hotel de la capital o los 7,665 que hay en todo el estado. Aunque también está el vuelo que United opera de Houston a Ciudad del Carmen, que es una plaza petrolera.
Campeche es un estado con gran potencial turístico, cuenta con la reserva de la biosfera más grande del país, con importantes ciudades arqueológicas mayas, Pueblos Mágicos y una gran gastronomía, además de su capital, ciudad colonial que alguna vez fuera amurallada para protegerse de los piratas, entre otros atractivos; pero le falta promoción y mayor conectividad. Tal vez cuando México se decida en serio a venderse como un multidestino que tiene para ofrecer mucho más que playas, a esta entidad le vaya mucho mejor en materia turística. Es sólo cuestión de tiempo y de visión.