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Las compañías de cruceros se han visto obligadas a retrasar el lanzamiento de nuevos barcos y, por ende, la renovación de sus flotas debido a los problemas con las cadenas de suministros agravados tras la pandemia.
Entre estas navieras se encuentra Cunard Line que anunció en 2017 que aumentaría su flota a cuatro embarcaciones por primera vez desde finales de la década de 1990.
En esta línea, la incorporación del Queen Anne, el primer barco nuevo de la marca desde que se lanzó el Queen Elizabeth en 2010, estaba programada para 2022.
Sin embargo, el barco, que se estaba construyendo en el astillero Fincantieri en Monfalcone, Italia, finalmente se reprogramó para su lanzamiento el 4 de enero de 2024 debido a la «escasez de energía y la restricción de la cadena de suministro global», aseguró la compañía el año pasado. Ahora, el viaje inaugural del Queen Anne está programado para el 2 de mayo de 2024, recoge Travelweekly.
En los últimos tres meses, al menos cinco líneas de cruceros dijeron que sus nuevos barcos se retrasarían y señalaron la cadena de suministro como la causante de los retrasos.
Otra compañía afectada por esto ha sido Norwegian Cruise Line, cuyos seis barcos de la clase Prima estaban programados para debutar todos los años desde 2022 hasta 2027.
Solo unos meses después de la entrega del primer crucero en esta clase, la naviera anunció retrasos para la finalización de los siguientes achacando el retraso, una vez más, a la cadena de suministro.
Las cadenas de suministro pueden verse afectadas por una combinación de factores, que incluyen escasez, logística, cambios en la demanda, problemas laborales e inflación, aseguran los expertos.
A esto se suman los bloqueos por la pandemia en China, el principal exportador mundial, y la guerra en Ucrania que agravan dichos problemas a nivel global que comenzaron durante la pandemia.
