Hace unos días, a través de amigos, Alice se enteró que había una gran cantidad de módulos en todo Texas, para aplicarnos la vacuna contra el Covid-19 sin mayores requisitos.
Me compartió la liga con el enorme listado, y con la ayuda de mi asistente, logramos el registro en línea exitosamente, en un módulo ubicado en el condado de San Augustine, un pintoresco pueblito un poco al norte de Houston, a dos horas y media para ser precisos.
Así que, intrépidos y animados, hicimos maletas, compramos boletos y nos fuimos a Houston.
Renté un auto en el aeropuerto, y pasada la primera noche, conduje por una agradable y pintoresca carretera, muy bien señalizada, admirando el verde paisaje, libre por supuesto de anuncios espectaculares que arruinarían el paisaje, para llegar cerca del medio día al curioso y amable San Augustine.
En cuánto llegamos al acceso del Rodeo, uno de esos en donde los vaqueros texanos se divierten los domingos montando toros y yeguas salvajes; un muy amable ciudadano de edad mayor nos recibió con enorme sonrisa y en su texano acento nos preguntó amablemente, ¿Vienen por su primera o su segunda dosis amigos ?… luego de responder que era la primera, nos dirigió cortésmente hacía la parte donde debíamos estacionar el auto los de la primera dosis. Todo muy ordenado, como son los gringos, y con la ayuda de ciudadanos voluntarios, iban acomodando los coches que llegaban uno a uno, formando una gran fila. Era una sección del gran “parking lot”, dedicada a los de primera dosis y otra sección para los aspirantes al segundo piquete.
Esperamos como una hora, a bordo del auto, el clima era agradable, y nos entretuvimos viendo como los voluntarios organizaban a los automovilistas que llegaban.
En cierto momento, otro voluntario amable, nos invitó a acercar el auto, al acceso principal para luego descender y proceder al gran salón interior habilitado para el proceso de vacunación.
Al entrar, un grupo de damas voluntarias, en una mesa de registro, sólo pedían el formato del registro en línea, mismo que llevábamos impreso; nombre, apellido, fecha de nacimiento y listo. Eso sí, se disculparon por habernos hecho esperar…
Acto seguido pasabas a otra mesa, donde luego de cortas y sencillas preguntas, te dan una tarjetita con la fecha para tu segunda dosis; te sientan, y mientras te platican, pum, viene el piquete en el hombro; luego esperar sentaditos por quince minutos a ver si no hay reacciones por la vacuna, y listo te marchas sin mayor dilación. Amables, generosos y muy bien organizados.
Ya vacunaditos, emprendimos el viaje de regreso a Houston por la misma pintoresca carretera por la que llegamos, que ahora, ya sin estrés, disfruté mucho más.
Y hacía falta irse a Texas para algo que se podría haber hecho en Cancún sin gastar un centavo y con una experiencia igual o mejor? Indudablemente hay gente para todo….