Las aerolíneas estadounidenses han encontrado liquidez para sobrevivir a corto plazo a la crisis del coronavirus, pero sus preocupaciones es que en los próximos años se volará menos. De momento, han accedido a alrededor de 30.000 millones de dólares en garantías y préstamos del Gobierno de EEUU.
Hace unos días, Delta, la primera en publicar resultados del primer trimestre, presentó unas pérdidas de 607 millones de dólares antes de impuestos y espera una caída del 90% en sus ingresos del segundo trimestre. El director ejecutivo de Delta, Ed Bastian, explicaba el miércoles que la demanda de vuelos podría tardar tres años en recuperarse de la crisis.
Los analistas ya sitúan en cinco años el peor escenario posible para recuperar la normalidad. Y existe un riesgo de que las empresas se acostumbren a las videoconferencias y dejen de lado los viajes de ejecutivos, que suelen ocupar los asientos más caros y lucrativos para las aerolíneas.
Los precios del petróleo, en mínimos históricos, son una bendición para las aerolíneas de EEUU. Al contrario que su competencia en Europa, no se suelen cubrir ante las fluctuaciones del precio del crudo. Así, los gastos en combustible de Delta han descendido un 19% en el primer trimestre del año.
En cuanto al petróleo, incluso si el precio del barril se mantiene durante un tiempo en los niveles actuales, la experiencia sugiere que será solo un alivio temporal. Los cambios en el precio del crudo, según el WSJ, tienden a pasarse a las tarifas aéreas después de tres meses.