«¿Es seguro viajar a Francia o a Turquía?”, se pregunta la prensa británica, con grandes caracteres, en sus portadas chillonas, tras el atentado de Niza y el golpe de estado en Ankara y Estambul. Los telediarios muestran a familias británicas explicando los malos momentos que vivieron en la fatídica noche del 14 de julio, cuando el camión asesino causó 84 muertos. Miles de británicos viajan tradicionalmente a la Riviera francesa desde siempre, aunque ahora se encuentran con que lo que era un lugar de vacaciones y relax, ahora es una zona de riesgo, como desgrana esta sección Fin de semana de análisis en REPORTUR.
En Estados Unidos, los medios de comunicación también se preguntan qué está ocurriendo en Francia, mostrando la creciente preocupación de muchos de sus admiradores, que dudan si viajar o no. En Moscú, la prensa hace mención de sus connacionales muertos en Niza. El Asahi Shimbun, de Japón, también se pregunta si es seguro viajar a Francia, después de esta ola de atentados.
La duda no es pertinente sólo porque en Niza haya habido 84 muertos, sino porque en París ha habido anteriormente dos ataques feroces, que provocaron otro balance trágico. Dieciocho meses, tres atentados, más de dos cientos muertos.
CENTRO INDISCUTIBLE. Francia es el primer destino turístico mundial. Es una joya turística. Su mercado no sólo son los países limítrofes, como nos ocurre en España con el turismo vacacional. El atractivo de Francia llega a las antípodas. Los chinos y japoneses que viajan a Europa pueden dudar en si ir a Atenas o a Sevilla, en si van a Pompeya o a Edimburgo, pero París es el centro indiscutible de su viaje y eso es un axioma. Hasta ahora.
Sin embargo, tres ataques de dimensiones importantes en sólo 18 meses son muchos incluso para el país líder en turismo, incluso para el destino más atractivo. “Esta ya no es la clásica situación terrorista de un ataque en el que en un par de meses los efectos se diluyen y la actividad se recupera, explica a la prensa internacional Georges Panayotis, director de MKG, una de las consultoras líderes en el mundo del turismo. Tantos ataques consecutivos “disuadirán a los turistas por un tiempo”.
En efecto, la onda expansiva de estos ataques está siendo mucho más profunda de lo conocido hasta ahora. Los medios de comunicación de todo el mundo han cambiado el tratamiento de estas noticias: ahora ya no hablan de incidentes aislados sino de un país en la diana, de un riesgo permanente, lo cual agrava la preocupación de los posibles visitantes.
El número de turistas que llega en vuelos regulares a Francia ha caído un 5,8 por ciento desde enero, incluyendo en esa cifra la caída del 11 por ciento en los pasajeros para París. El número de pernoctaciones de extranjeros en París se espera que sea este año un 20 por ciento inferior al año pasado, según reconocía el ministro de Turismo, Matthias Fekl en una entrevista con TourMag, el ‘Preferente’ de Francia.
Como es de esperar, cada una de estas noticias afecta a las empresas del sector. Este último atentado hizo caer las acciones de todas las empresas (0,8 por ciento en conjunto), muy especialmente las turísticas como AccorHotels o Europcar, que cayeron en torno al 4 por ciento. Pensemos por un instante en el efecto sobre Air France, la cabeza de uno de los tres grandes grupos de aviación europeos, que supuestamente estaba acabando de salir de un agujero financiero importante y que se puede encontrar ahora con que su primer mercado está en crisis por razones ajenas a su voluntad.
Atentados como los de París (el de Charlie Hebdo primero y el de la discoteca Bataclan, después) o Niza provocan inmediatamente una ola de cancelaciones. Los hoteles de Niza, cuya temporada extra-alta se inicia ahora, reportaron fuertes caídas de reservas desde la misma mañana del día 15 de julio, precisamente en el inicio del mes más activo.
La cadena de televisión americana ABC ha emitido un reportaje en el que entrevista al organizador de un viaje de 30 estudiantes de Long Island, cerca de Nueva York, que pensaban visitar Francia. El encargado del viaje, ante la noticia de lo que ha ocurrido en París, explica su inquietud y la probable decisión de cancelar el viaje o reprogramarlo para otro destino menos arriesgado. En ese mismo reportaje, también aparecían personas que decían que ahora más que nunca querían viajar a Francia porque no quieren que sus vacaciones sean alteradas por estos desalmados. Pero, por muy valientes que sean estas actitudes, estadísticamente se demuestra que los turistas son huidizos y buscan la paz y la tranquilidad. Este tipo de noticias son hoy comunes en muchos medios de comunicación, ayudando a la expansión de un temor que, de por sí, se extiende por todo el mundo. Ahora, pues, Francia se apresta a vivir otra crisis, seguramente más profunda.
Cuando ocurrieron los atentados en las discotecas y bares del centro de París, en noviembre del año pasado, las reservas para vuelos aéreos a París cayeron en una semana un 101 por ciento (este dato que puede parecer imposible, se produce porque las cancelaciones fueron superiores al número de reservas habituales en una semana como esa) para, tres meses después, estabilizarse en un descenso de algo más del 20 por ciento. Esta vez no se espera que la estabilización se produzca en el 80 por ciento de las reservas originalmente previstas, sino por debajo. Las reservas, señala la Organización Mundial del Turismo, alcanzaron los niveles habituales apenas hace unos días, casi siete meses después del horror de Bataclan.
JAPONESES. Pocos turistas son más apreciados en Europa que los japoneses. Pocos países son más seguros en el mundo que Japón. Y pocos turistas en el mundo tienen más temor a la inseguridad que los japoneses. En la prensa de ese país, las noticias que se publican alarman a los viajeros, al punto de las agencias de viajes del país empiezan a estar seriamente preocupadas, sobre todo las que están especializadas en Europa. Los medios nipones entrevistan agentes de viajes que expresan cómo los turistas se muestran horrorizados por lo que está sucediendo. El director general de Japan Airlines (JAL), Masaru Onishi, declaró a la prensa que está muy preocupado por las ramificaciones que pueda tener el atentado de Niza sobre el conjunto del turismo. “La recuperación del turismo –explicó– ahora puede perfectamente tardar más de seis meses”. Pensemos que en 2014, Francia fue el segundo destino más popular en Europa para los viajeros japoneses, con 480 mil visitantes. Sin embargo, Alemania es líder, con 710 mil visitantes.
Particularmente, Niza es popular con los mayores. Con infinita menor intensidad que el anterior, pero coincidiendo en el tiempo, el turismo francés se enfrenta a otro problema: el Brexit. Los británicos son clientes habituales de Francia. La relación entre los dos países es mucho más intensa de lo que sugiere el voto del 23 de junio pasado, cuando Gran Bretaña decidió salirse de la Unión Europea. Esto ha ocasionado una devaluación de la libra que está empezando a notarse en las ventas de viajes en Gran Bretaña, aunque, a decir verdad, ese efecto se nota en todos los destinos que escogen los británicos porque todas las demás monedas se han encarecido por el debilitamiento de su libra.
Aún no hay repercusiones en las reservas en China, pero Francia había convertido este mercado en su esperanza para los años siguientes. La estrategia francesa tenía visos de éxito porque los chinos también habían puesto su mirada en el país que ofrece una oferta turística prácticamente incomparable. Sin embargo, este atentado puede estropear o, al menos, retrasar, estas expectativas.
En España el turismo es el once por ciento de la fuerza laboral y algo menos en su aportación al total del PIB español. Sin embargo, en Francia, país más desarrollado, los 83 millones de visitantes anuales aportan al país el 7 por ciento de la economía, empleando a dos millones de trabajadores (aunque hay que reconocer la dificultad para establecer los límites entre empleo turístico y no turístico cuando el visitante acude fundamentalmente a ciudades normales como es París) que trabajan en 275 mil empresas dedicadas a este sector.
Niza, sin turistas
Las playas de Niza están este verano prácticamente sin gente, informa la prensa local. Días después del terrible ataque que causó 84 muertos, las playas en las que habitualmente costaba encontrar un espacio libre, están hoy vacías. “Esta ya era la peor temporada que recuerdo en diez años” explica un empresario de la zona, que ahora ve que su pronóstico se va a confirmar con toda certeza, después del atentado del 14 de julio.
En los días siguientes al atentado, ni un docena de las 250 tumbonas de una zona de playa estaban alquiladas, cuando lo normal es que se roce el lleno total. El vendedor de las tumbonas dice que recaudaba normalmente 15 mil euros al día, mientras que ahora está en los 3.000. El encargado de las hamacas explica que normalmente los turistas son extranjeros de nivel alto, que veranean en la ciudad, pero que este año no han venido. Niza es el segundo destino turístico de Francia, por detrás de París.
Niza es el 40 por ciento de todo el turismo de la Costa Azul, atrayendo unos 5 millones de visitantes, dando trabajo al 40 por ciento de la población de la ciudad, de unos 350 mil habitantes. Los empresarios de la zona reconocen que tienen un problema porque este año no hay ambiente, dado que la gente no está feliz. Como cada día, esperan que la semana que viene sea mejor