Deja un comentario Las grandes cadenas vacacionales de capital español están viviendo uno de los mejores momentos de la historia de sus negocios, sino el mejor. La continuidad de estas empresas está asentada en manos de sus herederos en la mayoría de los casos, con independencia de sus tamaños. Pero hay excepciones, como desgrana este medio en su sección Fin de semana de análisis en REPORTUR.
El devenir de los grandes grupos bajo el control de sus descendientes está asegurado en casi todos ellos. Muy especialmente en Riu y en Barceló desde hace lustros, y en Meliá más recientemente. Los hermanos Riu cogieron las riendas al fallecimiento de su padre y los primos Simón Pedro y Simón Barceló a la retirada de sus progenitores, por jubilación (Los 5 líderes turísticos que en 2015 más crecieron en Latinoamérica).
Con Miguel Fluxá, Abel Matutes, Juan José Hidalgo y Pablo Piñero en activo y a pleno rendimiento— también Escarrer lo está, todo vitalidad a sus 80 años, pero la empresa la timonea su hijo Gabriel—el día a día de Iberostar, Palladium, Globalia y Bahía Príncipe sigue en manos de los procreadores pese a la implicación de sus herederos (Las 20 familias hoteleras españolas que dominan el Caribe mexicano).
Sabina y Gloria Fluxá están integradas en el Grupo Iberostar en la misma medida que lo están en Palladium los hijos de Matutes. Todos/as ocupan altos cargos de responsabilidad a la vera de sus padres. Igual sucede con Encarna, Isabel y Lydia Piñero en el Grupo Piñero, aunque no tanto con los vástagos de Hidalgo en Globalia, María José, Javier y Cristina.
En Palladium el progenitor ha dado cierta libertad de acción a su hijo del mismo nombre de pila. Al punto de que el éxito del hotel Ushuaïa –toda una referencia en Ibiza– es achacable a Abel Matutes junior por ser una apuesta personal suya. Su padre se resistía en principio por su elevado coste pero cedió ante la perseverancia –y visión– del heredero.
Las naves de los negocios turísticos del Grupo Piñero siguen bajo el almirantazgo de su fundador, impulsor y todoterreno Pablo Piñero. Al igual que en Iberostar, hay un protocolo de sucesión —no necesariamente similar— y en ambos grupos la última palabra de las decisiones más relevantes la toman los dos notables del turismo vacacional español y caribeño (Dossier REPORTUR: los 12 líderes turísticos latinos con más futuro).
En Globalia la situación familiar es un tanto llamativa, por no decir peculiar. Hidalgo cedió hace 7 años una parte del control a sus hijos, posteriormente se lo quitó—acabaron viviendo una temporada en Miami—y ora vez se lo volvió a dar coincidiendo con sus problemas personales y de salud. Hoy los más integrados son María José (Air Europa) y el yerno Javier Blanco (Be Live).
Globalia es, pues la excepción: sus hijas quieren vender—Javier ya vendió su parte a Matutes—y el resto de la familia también. De hecho, hace año y medio dieron una mandato de venta a un representante de un grupo ruso basado en Mallorca y ahora se desprenderían con gusto de sus respectivas participaciones. No hay continuidad en este grupo.
En las cadenas hoteleras catalanas, la cesión del testigo no se ha planteado en H10, Catalonia y Derby porque los Espelt, Vallet y Clos siguen al pie de cañón, con sus familiares en el consejo y en el tajo, pero con la decisión en manos de sus creadores. En el caso de Hotusa, su dueño, Amancio López, sigue al frente del conglomerado de empresas turísticas y por consiguiente de la cadena Eurostars. Su hija, Marina López, está integrada en el staff y su presencia es cada vez más visible, pero aún no ha tomado las riendas porque su padre tiene cuerda para rato. Simplemente por edad, López tardará tiempo en ceder el control.
En Canarias, los hoteleros más fuertes, Eustasio López y Enrique Martinón, tienen a sus hijos al lado de ellos. El dueño de Lopesan es mucho más joven que el del Grupo Martinón, por lo que el tema de la continuidad ni se lo plantea ahora mismo. Sus hijos Roberto y Francisco ocupan puestos de responsabilidad y estarán al frente de ella a medio o largo plazo.
Los hoteles de Martinón están operados por cadenas distintas en el Caribe: NH y AMResorts. Incluso en algunos casos bajo la batuta de las dos grupos (antes estuvo unido a Meliá). En España sí los explota su equipo propio, tanto el de propiedad como el de la cadena en gestión. Sus descendientes participan en el grupo, y más constante el hijo Quique.
En las cadenas medianas y pequeñas de Mallorca es donde las sucesiones hoteleras estarán más complicadas, entre otras razones por el elevado número de empresas existentes de esta tipología. Hay y habrá casos para todos los gustos, desde venta a fondos a adquisiciones de touroperadores, pasando por operaciones troceadas por diferencias entre hermanos.
La gente hace cábalas acerca del futuro de las medianas más importantes, algunas con nivel alto en camas como son Globales, Grupotel e Hipotels. En estas cadenas se dan la circunstancia de que sus descendientes son mujeres y que en el caso de las dos últimas ocupan cargos con más o menos responsabilidad en cada una de ellas. Son hoteleras muy capitalizadas y con establecimientos fuera de las Islas.
En Viva, THB y Mac no hay problemas de continuidad en estos momentos porque sus progenitores están en la sesentena y, además, existe un núcleo familiar muy fuerte. Ninguna de ellas ha recibido ofertas de compras en bloque. Por Gardens, en manos del yerno, sí se interesan tanto fondos de inversión como particulares. Su dueño, Ramis, no está por la labor de vender. Por ahora.
Lo de las sucesiones en Sant Michel e Intertur es una realidad desde hace años por el fallecimiento de sus respectivos padres. Miguel Colom, por un lado, está al frente de una hotelera que ha crecido con establecimientos solos basados en Baleares, HSM, y Antonio Coll hace lo propio en Intertur con hoteles en las Islas tras pinitos fallidos en la Península.
Otra hotelera en la que la cesión del testigo del padre al hijo es un hecho, es la del Grupo Sidetours, BQ Hoteles. Esta se halla en manos, desde hace un par de lustros, de Carolina Quetglas, hija del creador y propietario único del grupo, Bernardo Quetglas. No sucede lo mismo en Protur, cuyo propietario, Jaume Bauzá, no ha encontrado el arraigo hotelero en sus hijas.
Los hermanos Horrach Moya (HM) hace años que tomaron las riendas de los negocios hoteleros puestos en marcha hace décadas por su abuelo en Mallorca y que estaban bajo la bandera de Meliá. De los tres hermanos, el que está al frente de la cadena y la impulsó fue Antonio, quien cuenta con la colaboración de su hermana. Están presente con pequeños hoteles en México y Dominicana (‘Top 20′ REPORTUR: El ranking de hoteleras en América Latina).
Marina se vendió, pero aunque era una empresa familiar su problema no era de descendencia sino de deuda. Valentín Hoteles superó el trance del fallecimiento del patriarca y de la gran inversión en Riviera Maya, baluarte de sus rentabilidades. Acaba de incorporar a un buen gestor, Andres Garau, que ha demostrado su valía en Meliá y en una empresa pública de Palma.
En la mediana Roc Hoteles, muy presente en Cuba—también en la mayor de las Antillas acaba de aterrizar THB— la presencia de Guillermo Miralles, hijo del fundador y dueño al cien por cien, Miguel Miralles, es sinónimo de continuidad. Aunque no del todo asegurada porque este Miralles sin parentesco con el propietario de THB es un personaje serio pero atípico.
