Desarrollar no es depredar, Abelardo Vara ve para adelante

“Se necesitan 2 dedos de frente para saber lo que pasará si se impide el desarrollo” siempre claridoso, franco, sin atajos Abelardo Vara sigue siendo un actor importante como voz de los empresarios hoteleros de Cancún y una figura inconmensurable de la sociedad, incluso en temas como la “ley manglar” que ha limitado el desarrollo por sus exigencias ambientales.

Propietario y operador del hotel Omni, y el Cancún Bay en Zona Hotelera y el Courtyard Marriot, el “oficial” del aeropuerto de Cancún,  11 años en distintos periodos presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún y miembro del consejo de administración de no menos de 10 empresa entre agencias de viaje, restaurantes, fraccionadoras, tintorerías y lavanderías industriales entre otras, nunca deja su buen humor, afición por los amigos y la buena plática.

Desde los 15 años al terminar su carrera comercial en su natal Coahuila tuvo su primer contacto con la hotelería, en el hotel Arizpe Saénz, confiesa que “ayudaba en todas la áreas para aprender” y lo hizo muy bien pues su carrera fue en vertiginoso ascenso.

En 1963 cuando el hotel Camino Real estaba por abrir en la ciudad de Saltillo, le invitaron a participar en la contraloría, unos años después fue el contralor, y es ahí en donde se le abren las puertas hacia los grande retos.  Antes de cumplir 20 años lo invita el consejo directivo del Western International Hotels, quienes dirigían los Camino Real, y lo llevan al hotel Majestic de la Ciudad de México haciendo un trabajo sobresaliente.

Abelardo Vara paso por lujosos e importantes hoteles de Acapulco, Puerto Vallarta, Mazatlán, a sus 28 años de edad y con la fama de levantar hoteles en crisis dentro del grupo, Vara es asignado al que seria su último trabajo con el grupo, Cancún en 1976  en donde destacó durante 2 años y medio en la gerencia.

El grupo hotelero lo consideraba un líder,  lo asignan a la dirección operativa regional en el norte de México, y a pesar de un 40% de aumento en salario y jugosas prestaciones dijo “no” Vara a los 25 año llegó a ser el gerente mas joven de toda la compañía en EU, Canadá y México “y como no quisieron dejarme en Cancún renuncié”.

Enamorado de Cancún, Abelardo Vara pensó en comerse esta tierra que ofrecía grandes opciones, pero no fue tan fácil. Primero rentó en sociedad con un amigo el hotel Playa Blanca de Diego de la Peña para operarlo,  no fue fácil sin el apoyo institucional de una cadena, no era igual.

Como si sobrara tiempo tomo en renta un restaurante en el “pueblo” y aunque la renta era cara, dejaba mas dinero que la administración del hotel. Después de varias operaciones de compraventa de terrenos, logra hacerse de un predio de 4 hectáreas frente al mar a un precio increíble.

Construir no fue fácil, pero finalmente el hotel Omni se convirtió en realidad, inició con unas villas para cumplir las condiciones de Fonatur, hasta conseguir un préstamo, hoy el Omni es ya una insignia de Cancún desde hace mas de 25 años, 350 habitaciones 36 villas y dos departamentos conforman una oferta en un sitio privilegiado de la zona hotelera.

Abelardo Vara siempre es escuchado, por ello es incluso, es presidente honorario de la Asociación de Hoteles de Cancún y ha encabezado mucha veces negociaciones con la autoridad.

A 4 años de la entrada en vigor de la “ley del mangle” sigue activo en su idea de que es necesario modificarla para generar riqueza. “La protección está dada, no se trata de destruir, todo se puede hacer si se busca realmente el equilibrio y no el interés político”

También se ha pronunciado en contra del todo incluido el que insiste no es bueno para el desarrollo económico de la ciudad, sin embargo asegura que los empresarios mexicanos se ha adaptado para poder subsistir.

Pero Abelardo Vara no puede dejar fuera de su éxito a la familia, particularmente su hija Katia que se ha involucrado en todo lo concerniente al hotel, es experta en tiempos compartidos, operación de call centers, agencia de viajes, agencia receptiva, y desde hace 5 años apoyando el nuevo proyecto del padre, el fraccionamiento de lujo Lagos de Sol ubicado justo a un lado del hotel Courtyard Marriot y por hoy el gran reto familiar.