Para Cuba, en 2016, en materia de turismo no hay disyuntiva posible. Hay que encarar un conjunto de retos –como desgrana esta sección Fin de semana de análisis en REPORTUR–, en aras de asimilar crecientes arribos de turistas y el alza de su imagen como destino, que lo ha puesto de moda, y si no, que lo digan las celebridades que visitaron el país y pusieron sus positivas impresiones en las redes sociales.
Con la despedida de diciembre se despejó la incógnita de cuál sería el volumen final de los 12 meses precedentes. Se elevó entonces la cifra de visitantes hasta tres millones y medio, lo que constituye el más alto crecimiento registrado desde que la nación caribeña decidió apostar por el desarrollo de la industria del ocio. No debe soslayarse que este resultado se obtiene pese a que la ínsula todavía continúa siendo el único país del mundo que los ciudadanos de Estados Unidos tienen prohibido visitar como turistas.
Y tal ascenso de las llegadas internacionales no ha sido solo por los visitantes norteamericanos -los autorizados por Washington según 12 categorías-, sino también por los procedentes de Canadá, Europa, Asia y América Latina (Ya antes de Obama se disparó a Cuba el turismo estadounidense).
La felicidad por la aceptación del producto turístico local ha traído de la mano muchas evidencias de carencias en la infraestructura del sector en la isla, tanto en capacidad hotelera como en transporte y distribución de alimentos, en fin en un sinnúmero de abastecimientos imprescindibles para el desenvolvimiento de un ramo como este de muchos servicios y que presta atención a personas que, en plan de veraneo, son grandes consumidores de todo, de lo que sea…
INFORME. Coincidimos con un informe divulgado recién por The Havana Consulting Group, que indicaba: “El significativo incremento en el número de turistas que viajan a la isla está afectando la infraestructura turística de Cuba, que se encuentra al tope de su capacidad».
Según Emilio Morales, presidente de este influyente grupo con sede en Miami, el impacto no solo ha sido en la capacidad de hospedaje, sino que también ha golpeado a la logística, el transporte, la distribución de alimentos y demás insumos que se requieren para atender a cientos de miles de viajeros.
El experto explicó que en el estudio se detectó «escasez de productos que son críticos para atender no solo el mercado turístico, sino a los consumidores nacionales», entre otros, carne de pollo o marcas de cerveza del patio.
Tales déficits envían una señal muy clara de que la producción nacional no puede satisfacer la creciente demanda que está teniendo el mercado, de lo cual están conscientes las autoridades de La Habana, empeñadas en proveer el turismo de lo que necesita en diversidad, cantidad y calidad.
EEUU. Cuba necesita tomar cartas en este asunto, porque los flujos de los mercados a corta y larga distancias muestran condiciones para seguir elevando su presencia, sostenida de igual forma por los aumentos de la actividad aeronáutica, sin descartar el contrato de para vuelos regulares bilaterales EE.UU-Cuba, que una vez en marcha en este 2016 significará más de un centenar de conexiones diarias.
Según Zane Kerby, presidente de la Sociedad Americana de Agentes de Viajes (ASTA, American Society of Travel Agents), esa organización estima que al menos dos millones de estadounidenses podrían visitar Cuba en 2017, si finalmente el Congreso vota por levantar las restricciones vigentes.
Otras fuentes de la industria han considerado que ante los requerimientos de infraestructura hotelera y de transporte que plantea el crecimiento previsto en la afluencia de viajeros, la Antilla Mayor dará entrada paulatinamente a las nuevas operaciones aéreas para asegurarse de crear las condiciones que le permitan al país manejar el incremento.
Entiéndase por manejar el incremento, la política de dar respuesta y cobertura a un sector clave, que bien se ha ganado el apelativo de locomotora de la economía y ahora se enfrenta a un grupo de retos, derivados del nuevo escenario internacional, en el que La Habana y Washington, tras más de cinco decenios de diferendo, han decidido restablecer sus nexos diplomáticos.
INVERSIONES. Cuba prevé inversiones en el ejercicio en curso por valor de 7.841 millones de pesos cubanos (equivalentes a dólares en el sistema empresarial de la isla), con prioridad para sectores como el turismo, la energía, el petróleo y los programas agropecuarios, según informo el ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo.
El 58% del plan inversionista para este año está dirigido a áreas económicas consideradas «clave» para el país, como constató Preferente por las conclusiones de las sesiones del Parlamento, que aconteció a fines de diciembre último.
Para el turismo, segunda fuente de ingresos en divisas detrás de los servicios profesionales de Cuba en el exterior, se dedicarán unos 1.300 millones de pesos.
Las inversiones turísticas se focalizarán en la cayería norte de Villa Clara, en la ciudad colonial de Trinidad y Playa Ancón –todos en el centro del país-; y en el polo turístico de Holguín, en el oriente cubano.
Además de la expansión del fondo habitacional de esos tres polos, las autoridades aspiran a potenciar la infraestructura extrahotelera, tales como viales, telecomunicaciones, acueductos y redes eléctricas.