Al momento de realizar pagos en el sector turístico de América Latina los mismos problemas o miedos se suceden sin demora. Las transacciones, en general, transfronterizas, tienen como destino países europeos o Estados Unidos, pero la utilización de la criptomoneda y su tecnología blockchain ubican en el horizonte del mercado una luz que congrega poco a poco más adeptos al momento de concretar un intercambio comercial simple, más seguro, económico, instantáneo y en una sola divisa.
La manera tradicional provoca diferencias de cambio, la contratación de seguros incrementa el coste como los bancos que, en general, son intermediarios; el proceso suele ser tedioso, incluye documentación y muchos datos del beneficiario, que si están errados paralizan la operación; el tiempo es otro factor a tener en cuenta: la transacción transfronteriza puede tardar una semana.
La cadena de bloques –blockchain– comienza a hacer ruido en el sector. Se trata de una base de datos inalterable en la cual los usuarios almacenan y agregan información. Una especie de libro de contabilidad virtual, transparente y confiable que puede generar contratos inteligentes, compartir datos y maximizar retornos. Un sistema que puede simplificar métodos de pagos, por ejemplo, entre agencias de viajes y aerolíneas, seguro frente a manipulaciones y fraudes.
Nacida al calor del bitcoin en 2009, ha llegado con el objetivo de modificar el intercambio virtual en el mundo de las transacciones financieras y se abre como un caleidoscopio de posibilidades para el turismo en el momento de pensar en la generación de valor y en agilizar procesos (Touriscoin: la criptomoneda a la medida del viajero actual).
Países de la región han puesto límites a su uso. En Brasil no son calificadas como activos financieros, Ecuador impide usarla como medio de pago dentro de su frontera y Bolivia permite el comercio si la criptomoneda es acuñada en América latina.
Venezuela está en la acera de enfrente. Con idas y vueltas finalmente lanzó el ‘Petro’, la criptomoneda estatal que cuenta con el respaldo de millones de barriles de crudo, y que busca generar, según el presidente Nicolás Maduro, un “sistema financiero más justo”.
El congreso mexicano ha regulado el uso de la criptomoneda con la ley Fintech que envió al presidente Peña Nieto para que la promulgue. El banco nacional tendrá la facultad de dar a conocer cuáles son las monedas falsas, los activos virtuales que reconoce legítimos y pueden ser utilizados por las instituciones. Además de criptodivisas, la iniciativa regula modelos de financiamiento como el crowdfunding y mitiga el riesgo de lavado de dinero.
Así, la criptomoneda turística ya existe en el mercado de la mano de Cubaaz, la plataforma online colombiana especializada en turismo, de la que forma parte la empresa española Knowdle. Es una forma de captar financiación que permite a la compañía no diluir su capital y emitir en cambio ‘tokensvirtuales’, que pueden ser comprados por los inversores, según pudo saber REPORTUR.co.
En Europa también hay experiencias. La touriscoin, lanzada al mercado por 12tickets.com, es una criptomoneda que se utiliza para pagar el acceso a la Alhambra. Trabaja con más de 10.000 sitios webs como Trivago, Expedia, Airbnb y Booking, entre otros y utilizan diversas tecnologías: blockchain, criptomonedas, big data e inteligencia artificial (Españoles lanzan la primera criptomoneda turística).
También Tui Group es pionera en el uso de la tecnología. La utiliza para generar contratos inteligentes con hoteleros y mejorar el inventario de la compañía.
El mundo de las criptomonedas también tiene sus riesgos. The Finlei, una compañía orientada a dar soluciones financieras, considera que es muy beneficiosa, pero no está exenta de desventajas. Como la mayoría carece del respaldo de un activo real, su valor fluctúa y puede ocasionar pérdidas temporales importantes. El uso también debe ser generalizado para que intervengan la mayor cantidad de operadores y clientes, y es necesario una regulación explícita para este tipo de activos.
La solución, según The Finlei, es invertir en el desarrollo de una pasarela de pagos y market financiero basado en nuevas tecnologías para que la industria pueda adoptar soluciones seguras y fiables.